Es reprensible que algunos de los aspirantes a puestos en el Poder Ejecutivo, en el Congreso Nacional y en los gobiernos locales, estén empecinados en que el fantasma del fraude esté vivo.

¿De qué otra manera podemos interpretar la sospechosa insistencia de una porción de políticos para que los hondureños ejerzamos el sufragio con dos cédulas de identidad? Sin duda que estos protagonistas de la vida pública se juegan todas las cartas para burlar los límites de la democracia y cambiar las reglas de la consulta popular.

Estos personajes dotados de las artes del engaño y de la mala fe, aseguran que debe admitirse la presentación de ambas cédulas, habida cuenta que unos cien mil ciudadanos No se enrolaron y que, en consecuencia, se han quedado fuera del padrón electoral.

A la par de tal justificación, afirman que se han presentado muchas dificultades para el enrolamiento, la emisión, la distribución y la entrega del nuevo documento de identificación nacional, por lo que el Poder Legislativo tendría que aprobar la acreditación de la cédula que está por extinguir su vigencia en las elecciones.

La intención de fondo de los políticos que se han dedicado a socavar las bases de la democracia legítima es hacerse del poder a como dé lugar, No importa si para ello tienen que torcer las leyes y atropellar la decisión de las mayorías.

Son los mismos políticos; unos, inescrupulosos; otros, mentirosos; muchos, sin compromiso; y la inmensa mayoría, dispuestos a todo, quienes impulsan la idea que vayamos a las urnas con los dos documentos de nacionalidad.

Vea: Propuestas para admitir dos identidades en elecciones de noviembre gestan fraude en Honduras, alertan politólogos

Con toda seguridad, lo que se procura es desnaturalizar los resultados de las justas generales del último domingo de noviembre de 2021, como ocurrió en el reciente pasado, cuando se admitieron dos tarjetas de identidad y se gestó un “mercado de votos” que terminó en consultas populares fraudulentas. ¿Vamos a repetir la historia?

¿Qué ocultan los padrinos de la doble documentación para fines políticos? ¿Se dieron cuenta que con dicha carta tirada al aire pueden sostener más solventemente su plan de incertidumbre electoral, manoseo de votos y alteración de resultados?

Debemos ir a las urnas con la nueva cédula. El documento que ahora portamos llega a su caducidad el mes entrante y tiene que quedar sin efecto legal para los comicios generales.

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El proyecto del nuevo documento de identificación nacional nos ha costado a los hondureños más de 70 millones de dólares, una cantidad por encima de los 1,700 millones de lempiras. Que sea justificada, entonces, la inversión de semejante cantidad de dinero gestionada con organismos multilaterales.

Precisamos conocer el censo electoral para saber quiénes somos y dónde estamos los más de cinco millones de ciudadanos que hemos sido convocados, con vistas a hacer que nuestro voto cuente. Los políticos están desafiados a No seguir atrofiando nuestra democracia y a construir una cruzada por la justicia electoral, la transparencia de los procesos de consulta y el robustecimiento de nuestro Estado de Derecho.

¿Qué pasará con los 100 mil hondureños que no se enrolaron para votar en las elecciones de noviembre?