Después de tantas indecisiones y mucho tiempo perdido, el gobierno determinó el avance hacia la fase número uno de la apertura económica.
El Consejo de Ministros aprobó que se dé continuidad al proceso de actividad económica, cuyo cierre ha provocado una pérdida de 120 mil millones de lempiras, la clausura de cuatro de cada diez micro, pequeñas y medianas empresas y puesto en la cuerda floja más de medio millón de empleos en el sector formal y un millón 300 mil trabajos en el mercado informal.
La Mesa Multisectorial que maneja la crisis provocada por la pandemia había sugerido el regreso a la fase primera desde la semana pasada. No fue sino hasta ahora que se dio respuesta a dicho planteamiento, en virtud de la condición caótica por la que atraviesa el país en materia económica y social.
Los grandes retos en esta etapa son el rescate de al menos 300 mil los empleos suspendidos o dados de baja, incrementar la capacidad adquisitiva de la población y tomar las medidas pertinentes para no profundizar la pobreza.
Las más recientes previsiones señalan que tres de cada cuatro hondureños caerían en la pobreza, índice éste que pasaría de 64 a 70 por ciento.
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El regreso a las actividades de generación de bienes y de servicios incluye el 20 por ciento del personal de los sectores privado y público y se ampliaría en 20 por ciento en las próximas semanas si la economía transita a la segunda etapa.
De momento la movilización se mantiene de lunes a viernes, aunque se espera que sea ampliada hasta los sábados y que la circulación sea extendida a varios segmentos de la población conforme al último dígito de su documento de identidad.
El sector transporte se encuentra en la fase piloto. Permanecerán cerrados los gimnasios y las actividades deportivas, mientras los restaurantes continuarán con su servicio a domicilio y para llevar.
Las cafeterías, los talleres automotrices, las casas de venta de autopartes, los salones de belleza y las barberías vuelven a abrir a partir de hoy.
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En un siguiente período se contempla el retorno a la atención de algunas tiendas de los centros comerciales, en tanto que las salas de cine y los teatros abrirán en una quinta fase y el sector educativo no retornaría sino el próximo año siempre y cuando existan condiciones seguras para las clases presenciales.
La fase uno del retorno económico impone tres grados de responsabilidad. El primero es inherente al gobierno, el segundo está dirigido al sector privado y el tercero compromete a la población en cuanto a lograr un balance entre la salud, la economía y el bienestar social en tiempos de pandemia.
