Herrera explicó en entrevista a Diario Matutino, de HRN, que el crecimiento económico de Honduras podría tener un crecimiento económico y social de 2% adicional al promedio de entre 3 y 5%, que comúnmente se reporta en el país, si se crearan las condiciones para que los casi 1.1 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan (nini) tuvieran las oportunidades para desarrollarse.

Al respecto, catalogó la situación de dicho sector de la población como una "bomba social", pues estas personas, en vista de la falta de oportunidades, toman decisiones como irse en caravanas hacia Estados Unidos, depender de remesas provenientes de otros países o unirse a maras y pandillas en el país.

Por tanto, manifestó: "Si quisiéramos ser atractivos para las inversiones nacionales y extranjeras, en primer lugar, necesitamos una muy buena imagen país. Un país que atrae, no un país que corre, no un país que que da miedo, un país bonito, un país interesante".

Además, Herrera resaltó la necesidad de que, para que la inversión llegue a Honduras, debe haber seguridad jurídica que garantice que la mejoría en la imagen del país.

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En ese aspecto, lamentó que a raíz de la falta de la seguridad jurídica en el país fue que se derogó la Ley de Empleo por Hora en 2022, la cual -apuntó- dejó más de 41,000 personas desempleadas en el sector privado.

Entrevista de Santiago Herrera Diario Matutino, de HRN.

De igual manera, resaltó que el Gobierno debe garantizar la seguridad ciudadana en Honduras, puesto que las muertes violentas, la extorsión y la delincuencia común, entre otros flagelos, son factores que influyen en el alejamiento de la inversión.

Infaestructura y energía

Asimismo, remarcó que debe haber mayor inversión pública en el fortalecimiento de la infraestructura y la generación de energía para atraer la inversión nacional y extranjera.

"El año pasado invertimos apenas el 40% de los recursos que teníamos en inversión y, ¿qué pasó?, tuvimos un invierno de seis meses y, ¿qué pasó con las carreteras?, se destruyeron todas. No hicieron nada en materia de infraestructura y eso es condición para la producción", expuso.

Y prosiguió: "Estamos hemos estado viviendo apagones a días tres siniestra en las principales zonas productivas del país por falta de energía. Tenemos una inestabilidad en casi 80,000 millones (lempiras) de deuda en ENEE. Casi 20,000 millones que le debe a los generadores, 38% en las pérdidas técnicas y no técnicas de energía y apagones todos los días porque no hay ni calidad ni estabilidad ni competitividad porque las tarifas son altas".

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Mano de obra, ¿no calificada?

Santiago Herrera señaló también que la mano de obra en Honduras se ve afectada por la formación desfasada y obsoleta que se imparte en entidades como el Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop).

"El infop no está cumpliendo su error la pertinencia de la educación es muy mal y ¿qué quiere decir que la pertinencia de la educación es muy mala?, que la oferta formativa del informe no se adecuada de las necesidades del sector productivo", indicó.

Por ello, detalló que la falta de una formación con los estándares actualizados "parece más bien una política contra el empleo y no una política a favor del empleo".

De tal modo, el representante del Cohep recordó que desde 2008 la institución ha presentado diversas estrategias e iniciativas de generación de empleo (sin precisar cuántas ni cuales) a los diferentes gobiernos en Honduras.

Sin embargo, lamentó que estas no han sido puestas en práctica.

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"Lo que ha pasado hasta ahora es que hay han habido muy pocos espacios para dialogar y cuando los han habido no se cumplen, los acuerdos no se cumplen y por lo tanto seguimos en lo mismo", sentenció.

Desempleo en Honduras

De acuerdo con un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), siete de cada 10 personas son afectadas por la pobreza, principalmente por problemas de empleo.

Adicionalmente, según Santiago Herrera, precisó que unos 2.4 millones de personas, de los casi cuatro millones de la población económicamente activa (PEA), tiene problemas de desempleo o subempleo, o que no son remunerados de acuerdo con sus horas trabajas o sus capacidades laborales.

De este total, 1.8 millones de hondureños laboran en la informalidad, mientras que 350,000 están desocupados y unos 250,000 están desalentados, es decir, que han buscado trabajo agotando todas sus instancias posibles y no lo han encontrado.

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