Han pasado seis meses desde que fueron diagnosticados los primeros casos de covid en Honduras. Transcurrido ese tiempo, los daños principales y colaterales causados por la pandemia en el país son de alcance sustancial.

Hasta el 10 de septiembre se habían cuantificado más de dos mil víctimas cobradas por el nuevo virus, un número que roza los 70,000 contagios y arriba de 15,000 pacientes recuperados.

Los datos estadísticos del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), destacan que los departamentos con mayor incidencia son Cortés y Francisco Morazán que, en su conjunto, concentran el 60 por ciento de los expedientes.

En una segunda escala figuran los términos de Atlántida y Yoro, a los que siguen los territorios de Colón, Comayagua, Choluteca, Valle, Santa Bárbara y Olancho que absorben más del 30 por ciento de los diagnósticos.

También hay que destacar que seis de cada diez fallecidos se registran en Cortés y en Francisco Morazán, en tanto que Atlántica, Olancho, Comayagua, El Paraíso, Yoro, Colón y Choluteca se ubican en las siguientes posiciones como los comprendidos con mayor porcentaje de fatalidades a causa de covid.

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Si bien la tasa de mortalidad se ha mantenido en tres por cada cien pacientes infectados, la relación de quienes han logrado vencer al nuevo virus se ha elevado significativamente, de tal manera que hoy día la relación es de 23 sobrevivientes por cada un centenar de contagiados.

El Distrito Central y San Pedro Sula se han sostenido como dos de los puntos de impacto de la pandemia. En junio y julio, esos comprendidos reportaron una ocupación en los centros hospitalarios de hasta 150 por ciento y una media de 30 ó 40 muertos por día.

Desde septiembre, la cantidad los pacientes internos en la red hospitalaria pública ha bajado hasta un 48 por ciento, en promedio, lo que se explica por la habilitación de centros de triaje y el desarrollo de trabajo de campo por parte de brigadas que han ido a barrios y colonias tras la pista de sospechosos de estar contagiados por covid.

Asimismo, ha caído moderadamente el índice de enfermos que llegan a mostrar cuadros graves y críticos y cuya vida termina por ser arrebatada por el patógeno.

Resalta el expediente de San Pedro Sula, donde la positividad ha bajado del 56 al 42 por ciento y los centros de triaje reflejaron una reducción en las atenciones entre el 31 y el 41 por ciento. Son datos que, de acuerdo con lo interpretado por las autoridades regionales, corresponden a una meseta; esto es, una estabilización en la curva epidemiológica.

Unos 17 municipios reportan cero casos de covid a nivel nacional, pero los entendidos dicen que no hay que darle todo el crédito a las estadísticas oficiales.

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Sostienen estos versados en virología que en Honduras hay al menos 350,000 casos positivos y que los fallecidos son el doble de lo que establecen los datos de SINAGER; es decir, cuatro mil víctimas mortales.

Adicionalmente, han recriminado que no se haya podido avanzar en la cobertura de las pruebas de diagnóstico y advertido que el país está sobre la línea de una segunda ola de contagios que podría verse agravada por la decisión de permitir que el transporte público opere en el nivel de su capacidad máxima.

Seis meses de pandemia han dejado al desnudo la debilidad del sistema de salud público, pero también ha evidenciado una mala gestión de la emergencia, sin una estrategia cohesionada, una dirección errática y una condenable falta de transparencia en la utilización de recursos para dar respuesta a la plaga.