Honduras, marcando un precedente en Centroamérica, ha optado por retirarse del CIADI, uniéndose así a un pequeño grupo de países latinoamericanos que han tomado esta decisión.

Este paso se argumenta a menudo con la defensa de la soberanía nacional, pero ocurre en un momento en que el país enfrenta demandas millonarias ante el CIADI, particularmente en sectores clave como el energético, el de infraestructuras y el bancario, con reclamos que superan los $12,000 millones de dólares en 2023.

Contrario a la percepción de que la pertenencia al CIADI resta soberanía, estar dentro de esta organización es en realidad un símbolo de seguridad y confianza para los inversores internacionales.

La salida de Honduras de este mecanismo podría, por tanto, aumentar la percepción de riesgo en un país ya desafiado por la fragilidad institucional y altos niveles de corrupción. Esto puede resultar en una menor atracción de inversiones extranjeras directas, esenciales para el desarrollo económico.

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Otros ejemplos

El caso de Ecuador sirve como un claro ejemplo de las consecuencias económicas que acarrea la desvinculación del CIADI. Tras su salida en 2010, el país experimentó una caída dramática del 85% en las inversiones extranjeras directas.

Asimismo, Bolivia muestra niveles de inversión considerablemente menores en comparación con países miembros del CIADI como Costa Rica, Uruguay y Panamá.

La decisión de Honduras de alejarse del CIADI, sumada a la percepción de inestabilidad institucional y corrupción, amenaza con desalentar aún más la inversión extranjera directa.

La falta de confianza en mecanismos internos de resolución de disputas, vistos como parcializados o ineficaces, podría ser un obstáculo significativo para la llegada de nuevos capitales.

El futuro económico

Es crucial que Honduras reconsidere sus decisiones económicas, poniendo la agenda económica por delante de consideraciones políticas o ideológicas. El futuro del país depende de la capacidad para atraer inversiones que generen empleo formal y contribuyan a la reducción de la pobreza.

Las malas decisiones políticas han llevado a consecuencias severas como la migración, la inseguridad y la persistencia de la pobreza. Si Honduras desea cambiar su realidad, debe comenzar por tomar decisiones informadas y estratégicas que favorezcan el desarrollo económico y social.

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