Las cifras que -dicho sea de paso- no son alentadoras acerca de la actividad económica de Honduras, apuntan que este año concluirá con una desaceleración "moderada".

Los integrantes del Gabinete Económico han hecho hincapié en que, frente a las proyecciones adversas sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), el reto es disminuir el gasto corriente para garantizar que los recursos estatales sean bien invertidos y que su uso tenga resultados cualitativos.

Han enfatizado las autoridades del Banco Central que la disminución en el ritmo de crecimiento económico no será tan acentuada. Las proyecciones regionales señalan que Guatemala y Honduras registrarán una evolución quizás arriba de la media, El Salvador lo hará sobre esa línea y Costa Rica y Nicaragua se situarán por debajo de dicho balance.

En lo que interesa a Guatemala, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), visualiza un crecimiento de la economía de ese país de 2.9 por ciento, empujado por factores como el gasto en consumo, formación bruta de capital fijo y la recuperación de la demanda externa. El Banco Central de Guatemala esperaba hasta agosto un crecimiento de tres a 3.8 por ciento.

De su lado, la institución que rige la política monetaria y cambiaria de El Salvador, redujo por segunda vez la previsión de crecimiento económico, un índice que pasó de 2.4 a 2.3 por ciento.

La entidad señaló en un comunicado que este ajuste se debe a la evolución reciente de la economía local salvadoreña y la tendencia a la baja en las expectativas de crecimiento económico de los principales socios comerciales.

Un tanto más desfavorables son las expectativas de Nicaragua. El Producto Interno Bruto de este país se contraerá entre 5.4 y 6.8 por ciento en 2019, según un documento publicado por la Fundación para el Desarrollo Económico y Social.

Dicha previsión se apoya en los cambios experimentados por la actividad económica debido a la dinámica de los retiros mensuales de depósitos del sistema bancario, las manifestaciones de la oposición al Gobierno de Daniel Ortega y otras circunstancias.

En Costa Rica, el ritmo de crecimiento económico cerró en el primer semestre en 1.6 por ciento, una reducción del cien por ciento respecto a la observada el año pasado, cuando el Producto Interno Bruto se elevó en 3.2 por ciento.

La producción agrícola costarricense se vio afectada, la industria de la construcción se comprimió y las medidas de contención del gasto del Gobierno repercutieron en una menor actividad de servicios de la Administración pública.

Honduras atraviesa por dificultades económicas que impactan no sólo a las grandes empresas, sino a los pequeños y medianos negocios, tropiezos éstos que se mezclan con una zozobra de orden político y una profunda desigualdad social.