Cuando se mide el rendimiento de los estudiantes de Honduras, los resultados no son buenos, menos ahora que las clases presenciales están interrumpidas por efecto de la declaración de emergencia sanitaria.

Las autoridades de Educación tienen en vigencia un esquema virtual que ha resultado medianamente efectivo en el caso de los docentes y estudiantes del área urbana que tienen mayor acceso a la Internet y otras herramientas, pero que discrimina a los profesores y alumnos de las zonas rurales sin acceso a la conectividad virtual.

Es un hecho que la calidad de la enseñanza-aprendizaje sufrirá un evidente deterioro estructural después de que los actores de la educación retornen a su nueva normalidad, proyectada para finales de agosto o septiembre.

Antes de la pandemia un alumno de América Latina muestra un rezago de por lo menos tres años en lectura, matemáticas y ciencias. Los alumnos hondureños están mucho más atrás de ese promedio, señala un análisis del Banco Mundial.

Dirigentes magisteriales aseguran que “el sistema educativo de Honduras se está cayendo a pedazos, de tal manera que muestra un rezago de 60 años, si no es que más décadas”.

En la presente eventualidad la experiencia de cuatro países de la región sobresale, porque no cayeron más profundo en lo que se llama “pobreza de aprendizaje”.

Uruguay, que ya está en la fase de retorno a la nueva realidad, estaba muy bien preparado para la enseñanza en línea. El país sudamericano dedicó muchos años a garantizar la conectividad y el acceso a herramientas digitales para la comunidad educativa.

Otro caso es el de México. Invirtió muchos esfuerzos y varios años en el desarrollo de una televisión educativa multigrado. Muy de cerca, Colombia ha apostado por valiosos portales educativos organizados por grados que incluyen videos, aplicaciones y juegos.

Chile utiliza un aprendizaje en línea, que es una plataforma con recursos digitales para la formación en los hogares, así como una herramienta orientada a centros educativos que también facilita capacitaciones para docentes y evaluaciones para alumnos.

Especialistas hondureños analizan que la resistencia al cambio por parte de los maestros para migrar a una plataforma virtual ha generado más conflictos que el propio acceso a la tecnología, pero subrayan que es la oportunidad para introducir reformas en el sistema educativo nacional.

Sobre este mismo tema, funcionarios que han estado al frente de la Secretaría de Educación concuerdan en que el Gobierno debe poner en ejecución una estrategia que garantice que la enseñanza-aprendizaje no se detenga”.

Representantes de organizaciones internacionales de cooperación, convienen –de su lado- que llegó el momento para que Honduras dé un salto desde un sistema enteramente presencial a la educación virtual incluyente.

El Banco Mundial se ha pronunciado porque países en desarrollo como Honduras avancen hacia un esquema de innovaciones tecnológicas de punta, combinadas con una participación más activa de los estudiantes y con tutorías inteligentes.