Según la investigación de un diario reconocido a nivel nacional, en 2023 se vendieron menos dólares menos que en el 2022. Esta situación ya no solo afecta a las grandes empresas y sectores productivos, sino también a pequeños emprendimientos y personas que necesitan realizar viajes a corto plazo.

Esta es la tercera columna de opinión que escribo sobre este tema, y en esta ocasión voy a procurar explicar en términos sencillos el mayor riesgo que implica la limitada accesibilidad a dólares por parte de la población. Para ello, utilizaré el ejemplo de la venta de jugo de naranja como analogía para explicar los impactos.

Imaginemos un negocio en Puerto Cortés que vende jugos de naranja. En condiciones normales, las naranjas le cuestan 1 lempira la unidad. Sin embargo, debido a que las naranjas se están comprando a 5 lempiras en San Pedro Sula, resulta más rentable llevarlas allí para venderlas.

Esto ocasionaría dificultades para los consumidores de naranjas en Puerto Cortés, ya que empiezan a notar cierta escasez del fruto. En este caso, al ser un negocio que requiere una gran cantidad de naranjas para sus operaciones, al enfrentarse a la escasez, debe obtener las frutas a un precio superior al del mercado normal.

De su interés Un enfoque integral para combatir la desigualdad en Honduras

Es decir, si quiere seguir vendiendo jugo de naranja en Puerto Cortés, ahora deberá pagar un valor cercano a 5 lempiras en lugar de 1 lempira. Esto, en consecuencia, implicará que el jugo de naranja deberá subir de precio, encareciendo el producto para los usuarios finales.

Independientemente de si son empresas grandes, medianas o pequeñas, todas tienen en común que deben pagar a sus proveedores prácticamente al contado y en un solo pago.

Por lo tanto, cuando se enfrentan a la escasez y el encarecimiento de los dólares, esto impacta transversalmente en la economía nacional, ya que muchas empresas necesitan dólares para adquirir la materia prima de sus operaciones, desde fertilizantes hasta componentes químicos para la producción de medicamentos o materia prima para la confección de ropa.

Si esta situación persiste, podría reflejarse en la economía a través de la inflación. Es decir, si las empresas se ven obligadas a adquirir dólares en el mercado negro a un precio más alto, deberán trasladar esos costos a sus productos y servicios finales para los consumidores.

Será el pueblo hondureño quien sufra las consecuencias de las decisiones de las autoridades en la gestión de la política monetaria del país, basadas en criterios políticos en lugar de económicos.

No me cansaré de repetir que los dólares no pertenecen al Estado o a un funcionario de gobierno, sino al productor de café que exportó su cosecha o a la madre que recibió la remesa de su hijo desde Estados Unidos.

Siga leyendo Estos son los monarcas más ricos del mundo; así ganaron fortunas millonarias