Si hay una lucha en la que No debemos desmayar es aquélla librada contra las Zonas Especiales de Empleo y Desarrollo (ZEDE).

Con fuerza siguen su batalla las diferentes comunidades que se han impuesto la misión de evitar que los regímenes especiales se extiendan como una expresión de vergüenza, un golpe a la integridad de nuestro territorio y un revés a nuestra soberanía.

Es una acción valiente la que mantienen las fuerzas vivas, las autoridades de los gobiernos locales y círculos de la oposición política que se han unido con segmentos económicos y juristas, en defensa de nuestra autodeterminación.

Los regímenes diferenciados que se han promulgado como la alternativa para atraer el capital, promover la inversión y crear fuentes de empleo en escala masiva, colocan en predicado el Estado.

El compromiso de todos los que formamos la colectividad hondureña es No cesar en la cruzada por conservar incólume el suelo patrio, el imperio de la ley y el bienestar general de la población.

La causa contra las intenciones de células de políticos y de círculos de inversionistas debe mantenerse en pie, mientras la presión ciudadana contra las ZEDE es fortalecida desde las comunidades.

No podemos permitir que las Zonas de Desarrollo queden en el olvido, como es el propósito avieso de los malos hondureños patrocinadores de este modelo, porque No es lo consecuente que cedamos nuestro Estado en sus componentes de territorio, pueblo y poder.

Los padrinos del mal nacido pacto de las ZEDE están emplazados a responder por qué hasta ahora No les dan trámite a los recursos de inconstitucionalidad, ni a las iniciativas ciudadanas interpuestas contra las Ciudades Modelo.

¿Por qué quienes están al frente de los Poderes del Estado se niegan a atender el clamor de la mayoría de hondureños que nos oponemos a que nuestra patria sea avasallada en su territorio y mancillada en su soberanía?

Las Ciudades Modelo son una enajenación y un vergonzoso esquema de violación institucionalizado de los derechos humanos a las que 126 municipalidades han dicho No.

Es una encrucijada entre la inmoralidad y la consciencia patriótica, entre la demagogia y el compromiso político, y entre la libertad y la esclavitud propiciada a través de las ZEDE.

La declaración es "No a las Zonas Especiales ", porque están acarreando más conflicto que oportunidades; y más riesgos que soluciones, en el intento de salir del fango en que nos encontramos.

Lea: Que deroguen las ZEDE exigen 126 comunidades que resisten venta de soberanía de Honduras