Los obreros que menos ganan en Honduras son los que prestan su fuerza en las tareas de agricultura, silvicultura, caza y pesca. Los salarios de piso van desde 6,700 a 8,200 lempiras.

         La puesta en aplicación del incremento en la remuneración base ya ha sido absorbida por el ascenso en el valor de la canasta básica y de los servicios públicos, particularmente de la energía eléctrica.

Entre los 300 y los 800 lempiras ronda el incremento en el salario mínimo que es vigente a partir del 1 de enero del año en curso.

El rubro de las actividades financieras es el que observa el incremento más sustancial en el salario mínimo que es aplicado desde el 1 de enero de 2020.

El sector de los establecimientos financieros, bienes inmuebles y de servicios prestados a empresas, tiene un rango de pago entre 9,600 y 12,300 lempiras mensuales.

En el escalón inmediatamente inferior aparece la categoría de la electricidad, gas y agua, para cuyos empleados fue aprobada una remuneración que varía entre 9,500 y 12,200 lempiras.

La categoría de transporte, almacenamiento y comunicaciones, contempla -de su parte- un salario mínimo que va desde 9,400 lempiras y 12,100 lempiras.

Similares son los beneficios determinados para los rubros de construcción, comercio, restaurantes, hoteles, renglones económicos éstos donde los asalariados reciben una suma mensual que varía entre 9,300 y 12,000 lempiras.

En las actividades que tienen que ver con la explotación minera, servicios comunales, seguridad, limpieza, actividades de hospitales y con la industria manufacturera tienen vigente una escala entre 9,000 y 11,400 lempiras cada mes.

Los obreros que menos ganan en Honduras son los que prestan su fuerza en las tareas de agricultura, silvicultura, caza y pesca. Los salarios de piso van desde 6,700 a 8,200 lempiras.

Las alzas en el salario mínimo están plasmadas en el papel. Pero en la realidad, dicha tabla no se cumple. Los registros históricos señalan que entre el 40 y el 60 por ciento de las empresas no hacen efectivo este mandato.

Esta misma semana, los propietarios de las pequeñas y medianas empresas han advertido que no tienen capacidad para hacer el pago del nuevo salario mínimo a quienes prestan su fuerza de trabajo.

Las condiciones económicas del país, en general, no son halagüeñas. La disponibilidad de fondos por parte de la mayoría de la población se ha visto reducida por la desaceleración.

Adicionalmente, la puesta en aplicación del incremento en la remuneración base ya ha sido absorbida por el ascenso en el valor de la canasta básica y de los servicios públicos, particularmente de la energía eléctrica.

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