La reactivación de la economía allana el camino para el rescate de unos 300,000 ó 400,000 empleos que se habían perdido como resultado de confinamiento impuesto para detener la pandemia.

El paso desde la fase cero a la etapa primera es una posibilidad para sacar del derrumbe total a las empresas y a los pequeños y medianos negocios y lanzar una tabla de salvación a un sector mayoritario de la población que ya no soporta más el enclaustramiento, porque no tiene empleo ni dinero para comer.

Los reportes del sector privado señalan que en cuatro meses de paralización se han perdido entre 110,000 millones y 120,000 millones de lempiras; además, se pronostica un retroceso entre ocho y diez por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Para finales de 2020 se había previsto la destrucción de 600,000 espacios laborales en la economía formal y de un millón 300,000 empleos en el sector que alberga a los emprendimientos por cuenta propia, a causa de la pandemia.

Honduras es el país de la región centroamericana más afectado por el cierre de la economía en la emergencia en curso, especialmente en el segmento de las micro, pequeñas y medianas empresas. A este tiempo, ya fenecieron cuatro de cada diez negocios en esa escala.

A partir de esta semana se produce el restablecimiento de las tareas con la incorporación del 20 por ciento de los trabajadores tal y como estaba previsto en el plan de apertura inteligente que había entrado en vigor a inicios de junio y que retrocedió al punto de partida por el brote fuerte de covid.

A diferencia de Honduras, en países vecinos sí fueron establecidas algunas condiciones que facilitaron un mediano balance entre la conservación de la vida y la preservación de los puestos de trabajo, sin perjuicio de los resultados de la pandemia en cuanto a número de contagios y víctimas mortales.

En Guatemala, donde la generación de bienes y servicios ha permanecido vivo en un alto porcentaje, se calcula que entre marzo y julio la economía dejó de percibir unos 16,000 millones de quetzales y se echaron a perder alrededor de 160,000 trabajos.

La Fundación para el Desarrollo de Guatemala estimó que el covid podría acabar con un millón y medio de empleos al término de este año, influenciado por el nuevo virus en las diferentes actividades económicas.

¿Cuál es el panorama en el Salvador? Un estudio de la Universidad de Francisco Gaviria estima que la pobreza aumentaría entre 4.5 y 5.5 puntos porcentuales y llegaría al 30 por ciento de los hogares, lo que equivale a 100,000 ó 110,000 hogares en dicha situación.

Los efectos económicos del covid y una “contracción de la demanda mundial” le costarían a El Salvador más de 60.000 empleos, según datos del Ministerio de Economía, lo que elevaría al 8,24 por ciento la tasa de desempleo.

En Costa Rica la tasa de desempleo alcanzó su nivel histórico más alto por la crisis sanitaria. El indicador se ubicó en 20 por ciento en el lapso marzo-mayo. La desocupación alcanzó a 468,000 personas, lo que quiere decir que 190,000 habitantes perdieron su trabajo en el último año.

En aquella nación la crisis de covid se traduce en una tasa de desempleo más alta de la historia, un 15.7 por ciento en el intervalo febrero-abril.,

En Panamá no son menores los daños colaterales de la emergencia de salud, según lo expuesto en los reportes de la clase empresarial de aquel país.

Cuando son sumados los trabajadores informales y los empleados de las pequeñas y medianas empresas se tiene más de un millón de trabajos, la mitad de la fuerza laboral panameña, que sufre los efectos de la pandemia que es una amenaza inmediata y real para la estabilidad económica.

En Honduras está dicho que la urgencia de salud con graves derivaciones sobre la economía dejará al país en tal estado que la reconstrucción del aparato productivo necesitará de un fuerte apoyo de los organismos externos y de un endeudamiento superior que conducirá a una recesión.