Es inminente el contagio por coronavirus en Honduras. Los expertos y las autoridades de país han admitido que es casi imposible detener el ingreso de la peste.

Cada día está más cerca. Esta semana se reportaron los primeros expedientes de la infección en Argentina, Chile, Ecuador y República Dominicana. El virus sigue expandiéndose en México, Estados Unidos, Canadá y Brasil.

En Honduras, algunos entendidos han proyectado que al menos un millón de personas forman parte de los grupos más frágiles ante el virus que provoca neumonía.

Esta población marcada está distribuida en los segmentos de adultos mayores de 60 años, las que tienen enfermedades crónicas y los trabajadores del área de la salud, entre otros.

El Gobierno aprobó desde hace varios días una partida de 110 millones de lempiras para hacerle frente tanto a la epidemia de dengue como al potencial brote de coronavirus. Para la primera fase, se encuentran disponibles 45 millones de lempiras.

Están habilitadas salas especiales de aislamiento para los potenciales pacientes de coronavirus. Igualmente, está previsto el funcionamiento de más puestos de atención en los aeropuertos y zonas fronterizas, así como la operación de un hospital móvil.

Uno de los planes contemplados para responder a la emergencia se refiere a la contratación subrogada de servicios hospitalarios, informaron fuentes de la Secretaría de Salud.

Protocolos de seguridad e higiene son aplicados de manera obligatoria en los aeropuertos y aduanas del país a fin de evitar el ingreso de la enfermedad.

Ante la inminente llegada del virus al país, especialistas en neumología consultados por HRN han alertado que ninguno de los hospitales del país está realmente preparado para la atención de casos.

Para muestra: En el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula no hay médico internista para tratar a pacientes con COVID-19. El equipo de bio-seguridad es escaso y la sala para aislar a los posibles infectados no ha sido acondicionada.

Los funcionarios de la Secretaría de Salud han enfatizado que no se puede crear un clima apocalíptico alrededor del COVID-19, sin que ello signifique ignorar las medidas de prevención que los expertos han recomendado para encarar la peste que ya ha causado más de 3,000 muertos a nivel mundial.