La crisis de salud ha dejado al descubierto la enorme desigualdad en el sistema educativo, no solamente en su cobertura, sino en las condiciones en que es facilitado el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esta situación excluyente es subrayada en el informe elaborado por la Universidad Pedagógica Francisco Morazán, en el cual se mide el impacto de la emergencia en el aparato educativo nacional.

La actividad académica se ha mantenido, no obstante que las clases presenciales fueron detenidas desde la segunda quincena de marzo. Sin embargo, solamente la mitad de los alumnos ha logrado aprovechar la transmisión de conocimientos a la luz de la metodología virtual.

El otro cincuenta por ciento, que corresponde a los alumnos de menores recursos y -en su mayoría- de las zonas rurales, han quedado marginados.

Los investigadores de la Universidad Pedagógica, han establecido que uno de los factores que más influye es el acceso de los alumnos a las herramientas tecnológicas.

Se destaca, en este sentido, la limitada conectividad de los niños y jóvenes de postergada condición socio-económica. Cinco de cada diez  docentes señalan que en este período de emergencia han mantenido comunicación con la mayoría de sus estudiantes en el área urbana.

Pero en la zona rural, apenas la tercera parte de los educadores ha logrado darle seguimiento a las tareas del programa académico, lo que también refleja la actitud de los alumnos respecto a las actividades “no presenciales”.

Sólo la mitad de los docentes asegura que sus estudiantes han evidenciado una buena disposición de continuar con el desarrollo del programa de enseñanza, con mayor peso en las comunidades urbanas.

Se interpreta que el compromiso de los estudiantes está muy ligado con las dificultades que tienen los niños y jóvenes de los términos rurales para conectarse con sus profesores.

Sucede lo mismo con los padres de familia. Los que viven en las zonas urbanas expresan una actitud más favorable que aquellos que residen en las regiones más alejadas, donde el acceso a la Internet es muy limitado.

En cuanto a los docentes, la investigación realizada por expertos arroja que nueve de cada diez dispone de un teléfono celular, pero sólo seis de cada diez cuenta con una computadora en sus hogares para conectarse con sus alumnos. El porcentaje es mucho menor en el caso de los maestros rurales.

Se deduce que los docentes de las áreas urbanas y aquellos que laboran en centros educativos privados tienen las condiciones más óptimas para obtener los mejores resultados del proceso de enseñanza “no presencial”.

En más de un mes que ha transcurrido desde que las actividades académicas fueron interrumpidas por la declaración de alerta roja, los mentores han utilizado diversas estrategias y medios de comunicación.

La mayoría ha empleado con más frecuencia el teléfono móvil y la grabación de vídeos que luego fueron difundidos en los canales, portales o redes sociales de la Secretaría de Educación.

Igualmente los educadores han echado mano de la creación de grupos en whatsApp y en otras aplicaciones para reuniones virtuales, así como del envío de correos electrónicos.

En las comunidades más retiradas de la ciudad, los maestros han recurrido a estrategias como la colocación de anuncios donde se detallaban las tareas de cada grado y curso. Unos pocos, han visitado las casas de sus alumnos.

La Secretaría de Educación informó que trabaja en otros mecanismos para asegurar que se cumpla con el programa académico y que son revisadas plataformas que permitan preparar el retorno a las escuelas, en el mediano plazo.