Honduras comparte con Guatemala el escalón de los países de Centroamérica con la tasa más baja de alfabetización.

Los textos dicen que, además de limitar el pleno desarrollo de las personas y su participación en la sociedad, el analfabetismo tiene repercusiones durante todo su ciclo vital, afecta el entorno familiar, restringe el acceso a los beneficios del desarrollo y obstaculizan el goce de otros derechos humanos.

En el caso de Honduras, la población está expuesta a todas esas fragilidades, porque se le ha negado el acceso a los servicios de educación. El analfabetismo ha llegado hasta el 20 por ciento, después de haberse anclado en seis por ciento, según lo han reiterado los funcionarios del sector.

En Guatemala, la alfabetización se ubicaba hace un par de años en 87 por ciento entre la población masculina y de 76 por ciento entre el conglomerado femenino, según lo señalan las publicaciones de la UNESCO.

Esos mismos informes de Naciones Unidas, subrayan que la instrucción en lecto-escritura en El Salvador es de alrededor de 91 por ciento entre los hombres y de 87 por ciento entre las mujeres.

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En esa vecina nación, el programa El Salvador Alfabetizado ¡es posible!, permitió disminuir la tasa de analfabetismo al siete por ciento hace cuatro años, cuando fueron declarados cuatro departamentos y 165 municipios libres de esa condición.

En el caso de Nicaragua, los reportes de la UNESCO muestran que ese país centroamericano registraba una tasa de alfabetización de alrededor de 85 por ciento en 2018, pero otros datos indican que el porcentaje de los iletrados es de 7.5 por ciento.   

En lo que interesa a Costa Rica, el porcentaje de la población que sabe leer y escribir es de 97 por ciento. Es el único país de la región  libre de analfabetismo, de acuerdo con datos del Banco Centroamericano de Integración Económica. Le sigue Panamá, con una cuota de 5.5 por ciento de analfabetos.

La educación es calificada como la herramienta necesaria para generar oportunidades de superación, romper el círculo de la pobreza e impulsar el desarrollo del país.

En Honduras, un promedio de 800,000 personas mayores de 15 años ni siquiera pueden leer ni escribir y dos millones de niños y jóvenes están excluidos del sistema. Ellos forman un grupo grande de la población que no tienen expectativas de superación por falta de una educación de calidad.