Mientras las raíces de la crisis económica crecen, la desigualdad se hace más profunda, la población desocupada aumenta y los ingresos son más precarios para la mayoría de la población.

Todo esto ha quedado al descubierto en la reciente negociación del salario mínimo que ha sido muy compleja. La normativa vigente es de los años 70, lo que significa que No está adecuada a la realidad actual.

Los empresarios y los trabajadores tienen un criterio coincidente en el sentido que es importante debatir, aprobar y poner en aplicación una nueva herramienta para fijar la escala salarial.

En ese contexto, se ha planteado como la alternativa el análisis de un nuevo modelo económico que esté en sintonía con un proyecto de país que sea construido con la participación de todos los sectores.

¿Hay capacidad de diálogo y de entendimiento entre los patronos y los asalariados para elaborar un instrumento de negociación del salario mínimo y participar en la colocación de las bases de un nuevo modelo económico?

Debería de ser así para los propósitos de la paz y equidad social, más cuando la pandemia covid-19 ha traído una crisis sin precedentes en todos los órdenes.

El panorama es borrascoso: Solamente el 40 por ciento de las empresas honran el salario mínimo y un 70 por ciento de negocios están en la economía informal.

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De un total de nueve millones y medio de habitantes, se estima que cinco millones y medio tienen edad para trabajar y, de ellos, únicamente 700,000 están insertados en trabajos formales.

Hombre en busca de trabajo

Los estudios sobre la oferta y la demanda laboral señalan que el país necesitaría generar 4.8 millones de puestos dentro de la economía regular para disminuir la brecha entre la población que busca trabajo y la capacidad del mercado para absorberla.

Porque No es suficiente con la vigencia de una Ley de Salario Mínimo para alcanzar una armonía entre la operación de las empresas en un clima favorable para los negocios, y la cobertura de la seguridad social de los empleados.

Las exigencias del mundo de hoy tienen relación con elevar la calidad de la mano de obra, en correspondencia con las necesidades de generar riqueza, privilegiar la competitividad y consolidar las bases de la seguridad jurídica.

La simplificación financiera, la revisión de todo el esquema de obligaciones fiscales, son dos factores sin los cuales es inútil seguir planteando un nuevo esquema salarial y un patrón económico.

Dirigentes empresariales e industriales afirman que ya está agotado el modelo de mano de obra intensiva y de bajo salario; es decir la gente que gana poco, en razón de que su formación profesional No es especializada, ni altamente tecnificada, sino elemental y disminuida.

Los estudios elaborados por la iniciativa privada concluyen que Honduras está muy lejos de alcanzar los niveles de una industria de tecnología, tampoco de una economía del conocimiento.

Por esto es que la visión de país, la formación profesional de alta calificación, la revisión de todo el sistema impositivo o esquema tributario, la simplificación administrativa, el manejo de las finanzas, así como la innovación y la explotación de las competencias, son los elementos que deben ser evaluados frente a la urgencia de establecer una nueva guía para fijar el salario de base y para consensuar un modelo económico eficiente.

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