El bosque es abrasado sin misericordia. Honduras evoluciona velozmente hacia convertirse en un desierto con consecuencias devastadoras

Entre enero y marzo, la superficie dañada por los incendios forestales pasó de 490 a 10,500 hectáreas, pero -en los primeros días de abril- se ha extendido hasta alcanzar más de 14,000 hectáreas afectadas por causa de 299 incendios.

Los datos del Instituto de Conservación Forestal destacan que los siniestros provocados han tenido un crecimiento constante. A finales de enero se habían contabilizado 37 incendios y, al término de marzo, las catástrofes de este tipo se multiplicaron para sumar 219 a nivel nacional.

En los primeros días del mes en curso se habían producido 80 incendios más para completar 299 en el período entre enero y el 4 de abril. Se tiene, entonces, que los siniestros que están arrasando con el bosque muestran un alza de 800 por ciento.

Los departamentos donde se ha reportado el mayor número de incendios son Francisco Morazán, Valle, Olancho, Yoro, Choluteca, Santa Bárbara, Gracias a Dios y Cortés.

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Las ciudades con la superficie más extensa arrasada por las llamas  son el Distrito Central, en Francisco Morazán, con 4,600 hectáreas, y Puerto Lempira, Gracias a Dios, donde la extensión forestal dañada es de más de 2,000 hectáreas.

Históricamente han sido una decena de municipios a nivel nacional los que presentan importantes áreas de sus recursos forestales consumidas por el fuego, la mayoría ubicadas en Francisco Morazán, Gracias a Dios, Choluteca, Santa Bárbara, Olancho, Comayagua, Yoro, El Paraíso y La Paz.

En la última década, Honduras ha perdido un promedio de 52,000 hectáreas cada año como producto de incendios forestales que han dejado daños irreversibles sobre el recurso del bosque.