Estas regiones, que en otra época fueron boyantes centros manufactureros, son apenas una sombra de lo que fueron. Khanna viajó a esos lugares para escuchar testimonios personales sobre la forma en que la pérdida de empleos en las fábricas ha afectado a las comunidades.

Escuchó historias sobre promesas de pensiones y servicios de salud que nunca se cumplieron, sobre suicidio, familias deshechas y vidas nómadas en busca de trabajo.

Tim Tuinstra, representante sindical, habló sobre un distrito escolar del sur de Pensilvania que tiene menos de la mitad de alumnos inscritos en jardín de niños que graduados de bachillerato y de lo decepcionante que es que varias ciudades de Estados Unidos tengan bares para los fanáticos de los Acereros de Pittsburgh, un equipo de futbol americano.

"No es que la gente de todo el país haya decidido de repente que les gustan los Acereros", explicó. Es por la misma razón que la población escolar ha bajado tanto… porque muchísima gente se ha ido.

Los fundadores de Estados Unidos fueron personas que decidieron abandonar un lugar, así que, desde que esos primeros barcos llegaron al Nuevo Mundo, los estadounidenses nunca han dudado en dejarlo todo para ir en busca de un mejor futuro. Claro que hay quienes preferirían quedarse en casa.

De su interés Frutas y verduras aumentan de precio en mercados de Tegucigalpa y San Pedro Sula

Pero, ¿qué opciones tienen, si sienten que no pueden hacerlo por la falta de oportunidades? Joe Biden quiere acabar con ese dilema. "Creo que los estadounidenses que están dispuestos a trabajar duro deberían poder encontrar un buen empleo, independientemente de dónde vivan2, afirmó en un discurso a principios de este mes, “y echar raíces en el lugar en que crecieron”.

Con ese objetivo en mente, el gobierno de Biden ha decidido adoptar una política industrial "basada en el lugar" y, en consecuencia, ha canalizado decenas de miles de millones de dólares para impulsar la capacidad del sector manufacturero en regiones atribuladas.

Le apuesta a que este dinero incentive la inversión del sector privado y dé como resultado fábricas y cadenas de suministro prósperas y trabajadores demócratas agradecidos. Es mucho pedir.

En décadas recientes, el ingreso en las áreas más ricas ha aumentado a un ritmo mucho más rápido que en el resto del país. Si clasificamos los condados por nivel de ingresos en 1980 y 2021, se observa para 2021 un crecimiento del 172 por ciento en el percentil 99 y del 101 por ciento en el percentil 90, pero de solo el 55 por ciento en el percentil 10.

Las grandes ciudades han tenido un buen desarrollo, mientras que las áreas rurales se han ido rezagando. El ingreso promedio, ajustado al costo de vida local, es de alrededor de 68,000 dólares en las ciudades con más de un millón de personas, pero de solo 55,000 dólares en áreas rurales. Khanna identifica esta diferencia como "el mayor reto para el país".

Vea también El desempleo baja en EE. UU. y los salarios siguen creciendo

La administración de Biden cree que puede reducir esta disparidad con una política industrial marcada por el dirigismo.

Hasta ahora, el Congreso ha autorizado un gasto de por lo menos 80.000 millones de dólares para la política basada en el lugar (según el grupo de expertos de la Institución Brookings), entregados mediante distintas subvenciones competitivas.

Entre los mayores desembolsos se encuentra el financiamiento autorizado en la Ley CHIPS, autorizada el año pasado para promover la fabricación de semiconductores en Estados Unidos.

Esa ley prevé que se destinen 10.000 millones de dólares a ayudar a crear 20 "centros tecnológicos" regionales fuera de las áreas que son dominantes en este momento, como Silicon Valley y Boston, así como 9,600 millones de dólares para "motores regionales de innovación" y "centros de información de innovación colaborativa", diseñados respectivamente para impulsar la investigación y el desarrollo y para ayudar a las firmas tecnológicas en primeras fases.

Otras leyes han autorizado miles de millones de dólares para “centros regionales de hidrógeno limpio” y “centros de captura directa de aire”.

Aunque una gran mayoría de republicanos votaron en contra de la Ley CHIPS y la Ley de Empleo e Inversión en Infraestructura (la segunda mayor fuente de financiamiento basado en el lugar), ambos proyectos fueron aprobados con votos de ambos partidos.

Presentar este financiamiento no solo como una dádiva o un estímulo para la inversión privada, sino también como una respuesta a los desafíos de seguridad nacional que representa China, ayudó a conseguir un apoyo más amplio.

De su interés ¿Cuánto debe pagar por multa si no pagó a tiempo la matrícula de su vehículo?

Mark Muro, de la Institución Brookings, defensor de mucho tiempo de la política basada en el lugar, considera que es el principio de un cambio perdurable y que la “estrategia de crecimiento basada en el lugar llegó para quedarse”.

Quizá sea cierto. Por desgracia, los resultados de la política basada en el lugar son ambivalentes. Sus partidarios resaltan éxitos como la Tennessee Valley Authority (TVA), creada en plena Gran Depresión para ayudar a desarrollar un área que abarcaba siete estados y en ese entonces era de las regiones más pobres de Estados Unidos.

Un ejemplo más reciente es la combinación de inversión federal en investigación y el apoyo de gobiernos locales para desarrollar el Triángulo de Investigación de Carolina del Norte.

Claro que no todos los beneficiarios del financiamiento del gobierno de Biden tendrán tres de las mejores universidades, como es el caso del área del Triángulo de Investigación. Además, es muy distinto abastecer electricidad a una región que no contaba con ese servicio a construir industrias enteras de la nada.

Nueva York lo intentó con paneles solares, e invirtió alrededor de 1,000 millones de dólares en una fábrica Tesla que no ha cumplido las expectativas.

En cuanto a las personas que en realidad trabajan en los lugares que pretenden ayudar estas políticas, están esperanzados, pero con cautela.

"Quienes viven en esta área están hartos de que les hagan promesas y luego sencillamente las olviden; luego, claro, cuatro años después vienen de nuevo a pedir nuestro voto", comentó Jim Grant, trabajador retirado de la industria automotriz de Warren, Ohio. "Quiero ver algo".

Por desgracia, es probable que Grant tenga toda la razón de estar preocupado. Incluso si no consideramos los resultados ambivalentes de la política basada en el lugar, los observadores del Congreso saben que es muy distinto autorizar fondos que asignarlos en realidad.

La solicitud más reciente del presupuesto de la Casa Blanca asignó un 20 por ciento menos de recursos de lo autorizado en la Ley CHIPS. E incluso si todo el financiamiento se entrega tal como se ha prometido, los empleos en el sector manufacturero no son lo que solían ser cuando Grant y sus colegas estaban en la flor de la vida.

La industria ahora está más mecanizada, tiene menos trabajos que requieren pocas habilidades y habilidades medias, además de que en el mundo rico la prima salarial que paga es mínima en comparación con otras épocas.

El deseo del gobierno de ayudar a lugares como Warren y Johnstown parece real. Pero igual de real es el riesgo de que fracase en su intento.

Copyright:
c.2023 Economist Newspaper Ltd, Londres 7 de agosto, 2023. Todos los derechos reservados. Reimpreso con permiso.

Siga leyendo Inflación se situó en 5.15% en julio y refleja desaceleración por quinto mes seguido, según el BCH