"Aviones de combate y artillería de las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron objetivos terroristas de Hizbulá en varias zonas del Líbano a lo largo del día, incluido un emplazamiento militar en la zona de Labouneh, un centro de mando militar en la zona de Jibain y varios complejos militares en las zonas de Beit Lif y Barachit", detalló un portavoz militar en un comunicado.

Las tropas "seguirán defendiendo las fronteras de Israel de cualquier amenaza", advirtió.

Por su parte, la milicia chií pro-iraní informó hoy de tres "impactos directos" en ataques de cohetes contra el área fronteriza de Har Dov, afectada por el fuego cruzado casi a diario, y confirmó la muerte de tres de sus milicianos.

Israel ha atacado desde el inicio de las hostilidades más de 3,400 objetivos de Hizbulá, incluido 120 puestos de observación, 40 depósitos de armas y 40 centros de mando; además de una pista de aterrizaje "utilizada para el uso drones" y un depósito con misiles antiaéreos, según cifras difundidas este fin de semana por el Ejército.

El intercambio de fuego comenzó el 8 de octubre, al día siguiente de la guerra en la Franja de Gaza, y desde entonces la frontera vive su momento más tenso desde la guerra de 2006, tras la muerte de más de 240 personas en la linde, la mayoría de ellas milicianos de Hizbulá con al menos 179 bajas en sus filas, algunas en Siria.

En el lado israelí han muerto 18 personas, entre ellas 12 soldados y 6 civiles; mientras que en el Líbano han fallecido también unos 20 integrantes de milicias palestinas, un soldado y 24 civiles (entre ellos tres niños y tres periodistas).

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anticipó el viernes que una posible pausa en la guerra de Israel en la Franja de Gaza no pondrá fin a las hostilidades en la frontera norte.

"Si Hizbulá piensa que cuando haya una pausa en los combates en el sur (Gaza), dejaremos de disparar contra ellos, están muy equivocados", advirtió Gallant tras reunirse con tropas en el Monte Hermón, en los Altos del Golán ocupados por Israel.

Unos 80,000 israelíes, según fuentes militares, permanecen desplazados de sus hogares debido a la creciente inseguridad en la divisoria.