Después de que se adoptó la resolución de ajustar el salario mínimo entre el cuatro y el ocho por ciento, con vigencia a partir del 1 de julio, se han puesto sobre la mesa una serie de condiciones que es importante descomponer en todos sus extremos.

Los dirigentes de las pequeñas y medianas empresas han advertido que no podrán hacerle frente al compromiso de alzar en las proporciones acordadas el salario base de sus trabajadores.

Ocho de cada diez emprendimientos han disminuido su potencial productivo. No tienen posibilidades de mantener los puestos de trabajo o de recuperar los que se perdieron por la crisis económica.

Los líderes de los trabajadores y miembros de organismos que reclaman el respeto a los derechos de la población, han enfatizado en que el alza en el salario mínimo se proyectará, por inercia, en una mayor inflación e incertidumbre en el mercado laboral.

Los representantes de la iniciativa privada consideran, por su parte, que Honduras debe adoptar otro mecanismo para revisar los salarios de subsistencia en los diferentes rubros de la actividad económica.

Desde su óptica, el actual régimen de conciliación entre los patronos y los obreros, con la mediación del Gobierno, desgasta las relaciones entre dichos actores. ¿Llegó la hora de construir una fórmula para que la remuneración piso sea determinada de manera automática y sea plurianual?

Los patronos piensan que Sí, en tanto los obreros reprochan que cada año ha ido en precario su condición socio-económica, en tanto se han adoptado regímenes como "el trabajo por hora" y otros de similares alcances disminuidos.

Se calcula que apenas 40 ó 30 por ciento de los empresarios cumplen con el otorgamiento del salario mínimo y sus derechos relacionados, aparte de que solamente la tercera parte de la población ocupada es beneficiada con tales ingresos en la economía formal.

La tabla del salario mínimo que será aplicada el mes entrante sin efecto retroactivo, contempla un incremento de cuatro por ciento en aquellas empras que tienen entre uno y 10 trabajadores. En este caso, el ajuste será entre 300 y 400 lempiras para un pago mensual que va desde los 7,000 hasta los 10,000 lempiras, según sea el rubro de que se trate.

En la categoría de las unidades con una planta de 11 a 50 colaboradores, el nuevo salario mínimo será entre 7,400 y 10,300 lempiras.

Para las empresas e industrias que cuentan con una población de 51 a 150 obreros, el nuevo sueldo se moverá en la escala de 7,900 a 11,800 lempiras cada mes, una añadidura del cinco por ciento.

Y en aquellas plantas que tienen de 151 trabajadores y más, el alza en el salario mínimo será de ocho por ciento, lo que se traduce en sumas entre 329 y 482 lempiras. El pago, entonces, será en una franja entre 8,500 y 13,300 lempiras cada mes.

Honduras es el país con el salario mínimo más alto de la región. En circunstancias especiales creadas por la pandemia, Costa Rica puso en vigor un alza raquítica de uno por ciento; en El Salvador, las partes negociaron un aumento insignificante; y en Guatemala, la empresa privada, los obreros y el Gobierno convinieron en congelar el salario base en la proporción vigente hasta antes de la crisis sanitaria.

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