El índice de los pacientes recuperados sobrepasa al número de muertos por el nuevo virus en Honduras. Los infectados que han sido dados de baja corresponden al 12 por ciento, mientras que el porcentaje de letalidad se mantiene en cinco por ciento.

Los informes más recientes presentados por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), dan cuenta que la cifra de pacientes que han sido dados de alta rozan los cuatro centenares.

De estos datos se interpreta que 12 de cada cien personas diagnosticadas con el covid-19 han logrado sobreponerse a esa comprometedora situación de salud y sus pruebas han salidos negativas de someterse al tratamiento recomendado.

A finales de marzo, apenas tres personas habían logrado recuperarse. Unas tres semanas después, para el 20 de abril, el porcentaje había subido discretamente a 2.3 por ciento.

Para entonces, en la tercera semana de abril, diez de 442 infectados; esto es, uno de cada 44 enfermos, habían salido de la lista de casos positivos y declarados libres de Covid 19.

Este avance es atribuido esencialmente a la labor realizada por los médicos y el personal auxiliar de salud que se han dedicado a tiempo completo a la lucha contra el voraz enemigo.

A fuerza de la experiencia obtenida en el campo de batalla y con base en el estudio de cada expediente y de su conocimiento científico, el cuerpo de doctores que están al frente en los hospitales y centros de asistencia, ha logrado establecer un perfil epidemiológico de la pandemia en Honduras.

Estos guerreros no solamente han tenido que blindarse contra el letal patógeno, sino que han debido enfrentar la falta de una política de salud pública, un aparato estatal en sus estertores y la improvisación del sistema de contingencias.

Ha sido un grupo de investigadores, por esfuerzo e iniciativa propia, quienes han construido un conjunto de protocolos y dos esquemas de tratamiento denominados “MAÍZ” y “Catracho” para abordar a los contagiados en sus diferentes estadios.

Los especialistas en medicina, el cuerpo de enfermería y sus colaboradores, se han lanzado a cubrir sus trincheras sin el adecuado equipo e insumos de bioseguridad.

Tampoco han tenido eco sus llamados a coordinar y ejecutar una ruta de acción que incluya el aumento de pruebas de diagnóstico, identificación de los puntos de infección y las características que presenta el virus en el país.

Los casos se diseminan ahora con más celeridad, justo porque la carga viral está por todas partes. Tal y como lo han advertido los expertos, es difícil realizar un pronóstico acerca del curso que tomará la pandemia y cuáles serán sus consecuencias.