Las plantas y los animales costeros están creciendo y prosperando en las grandes masas o “islas” de desechos plásticos que se han acumulado a cientos de kilómetros mar adentro, permitiendo que las especies ribereñas sobrevivan en aguas abiertas y se expandan mucho más allá de lo que se creía posible.

De un modo similar a los viajeros y exploradores que se lanzaban a los mares para llegar a nuevos lugares en tierra firme, los percebes, esponjas y cangrejos costeros cruzan grandes distancias oceánicas arribando a un hábitat muy particular: las acumulaciones de residuos plásticos que flotan en mar abierto.

Los organismos costeros están prosperando en los desechos plásticos flotantes en el "Gran Parche de Basura del Océano Pacífico", situado en las aguas que están entre Norteamérica y Japón, creando nuevas comunidades de vida en alta mar, según los investigadores de la Institución Smithsonian, en EE. UU.

Anika Albrecht, del Ocean Voyages Institute (OVI), en una expedición de recolección de plástico de 2020 en el Giro Subtropical del Pacífico Norte. Foto: OVI.

El fenómeno de que la basura plástica flotante se convierta en un nuevo hogar para algunas especies costeras, no cambia el hecho de que sea la tumba para otras que viven en mar abierto, las cuales ingieren las micropartículas contaminantes o quedan atrapadas en las grandes marañas plásticas, muriendo después.

En las grandes masas de desechos plásticos que se acumulan en alta mar, formando extensas concentraciones flotantes, están surgiendo y desarrollándose nuevas comunidades de criaturas marinas que normalmente habitan en los entornos costeros, según el Centro de Investigación Ambiental Smithsonian, (SERC, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos.

Desecho plástico con una mezcla de percebes costeros (rosados y rayados) y un percebe de cuello de ganso del océano abierto. Foto: Laboratorio de Invasiones Marinas del SERC.

Este fenómeno se detectó en la “Gran Parche de Basura del Pacífico” (GPGP, por sus siglas en ingles), llamado “el continente de plástico”, una extensa zona situada en el centro del océano Pacífico Norte, cuyas aguas están cubiertas por desechos marinos y fragmentos plásticos, que se acumulan allí a causa de las corrientes marinas, con distintas densidades y profundidades.

Esta masa flotante de desechos, que se extiende por las aguas que hay entre la costa oeste de Norteamérica y Japón, y abarca cientos de miles de kilómetros cuadrados (km²), está formada por basura plástica procedente de fuentes terrestres y marinas, desde bolsas, tapones de botellas, botellas, envases y vasos hasta redes de pesca, los cuales se descomponen en trozos más pequeños.

Bióloga marina Linsey Haram, en un laboratorio del Centro de Investigación Ambiental Smithsonian (SERC), analiza esponjas, hidroides y briozoos en desechos plásticos. Foto: SERC.

Estos residuos son muy perjudiciales para la vida marina, ya que algunos animales (tortugas, polluelos de albatros) los ingieren al confundirlos con alimento, y las focas y otros mamíferos marinos quedan atrapados en la redes pesqueras desechadas y mueren.

Además, los microplásticos y otras basuras acumulados en la superficie del océano o cerca de ella, impiden que la luz solar llegue al plancton y las algas de las cuales se alimentan muchos seres que habitan en los mares, según National Geographic.

Hidroide costero y percebe de océano abierto en una red de plástico colonizada. Foto: SERC.

Curiosamente, esos mismos restos flotantes que acaban con la vida de los animales marinos que habitan en las aguas abiertas del océano, se están convirtiendo en un nuevo hábitat para otras criaturas, que habitualmente proliferan en las costas.

“Los problemas del plástico marino van más allá de la ingestión y el enredo” que sufren algunas criaturas marinas, según Linsey Haram, autora principal del artículo y exbecaria postdoctoral en el SERC (https://serc.si.edu), en Edgewater (Maryland, EE. UU.).

Luz Quiñones, científica del Laboratorio de Invasiones Marinas del SERC, analiza hidroides costeros y percebes de mar abierto en una red de plástico colonizada. Foto: SERC.

“Está creando oportunidades para que la biogeografía (distribución geográfica de los seres vivos) de las especies costeras se expanda mucho más allá de lo que antes pensábamos que fuera posible”, puntualiza.

El GPGP, o Giro Subtropical del Pacífico Norte, como también se lo conoce, es uno de los cinco “parches de basura” marina, científicamente denominados giros o vórtices de plástico oceánico, que existen en el mundo, según el SERC.

VÓRTICES OCÉANICOS “PLASTIFICADOS”.


Estos giros “infestados de plástico” se forman cuando las corrientes oceánicas superficiales llevan la contaminación plástica de las costas a las regiones donde las corrientes giratorias atrapan los objetos flotantes, que se acumulan con el tiempo.

El GPGP, situado entre California y Hawái, contiene la mayor cantidad de plástico flotante, unas 79.000 toneladas métricas de plástico flotando en una región de unos 1.600.000 kilómetros cuadrados, según el SERC.

Hidroide costero y percebe de océano abierto en una red de plástico colonizada. Foto: SERC

Aunque gran parte de la contaminación son microplásticos, demasiado pequeños para verlos a simple vista, en el GPGP también se acumulan desechos flotantes como redes, boyas y botellas que son arrastrados hacia los giros, transportando organismos desde sus hogares costeros, según Haram.

Los biólogos marinos del SERC han denominado “comunidades de vida neopelágica” a estas plantas y animales costeros que han encontrado una nueva forma de sobrevivir en el océano abierto colonizando la contaminación plástica.

Esta denominación deriva del prefijo “Neo”, que significa nuevo, y del término, “pelágico” se refiere al océano abierto, en oposición al ámbito de la costa, puntualizan.
Los científicos comenzaron a sospechar que las especies costeras podrían usar el plástico para sobrevivir en el mar abierto durante largos períodos después del tsunami japonés de 2011, cuando descubrieron que casi 300 especies habían cruzado el Pacífico “a bordo de” los escombros del tsunami a lo largo de varios años.

UN MAR DE NUEVOS INTERROGANTES.

Pero hasta ahora, eran raros los avistamientos confirmados de especies costeras viviendo en el plástico flotando en mar abierto.


Durante la investigación, efectuada junto con la organización Ocean Voyages Institute, OVI, (www.oceanvoyagesinstitute.org), que recolecta contaminación plástica en expediciones de navegación en barcos veleros, se encontraron numerosas especies costeras, que no solo sobrevivían, sino que prosperaban en el plástico marino, según el SERC.

En las muestras recolectadas, los investigadores encontraron esponjas, briozoos (animales con el aspecto de algas o corales), anémonas, hidroideos (invertebrados de la familia de la hidra), anfípodos (pequeños crustáceos) parecidos a camarones, cangrejos y percebes, así como distintas especies vegetales.


“Hasta ahora no se sabía que el océano abierto fuera habitable para los organismos costeros. El plástico les está proporcionando un nuevo hábitat, y están encontrando comida, quizá porque el plástico actúa como un arrecife que atrae más fuentes de alimento, señala el científico del SERC Greg Ruiz, quien dirige el laboratorio marino donde trabajaba Haram.

Para Ruiz, este fenómeno podría "sacudir el medio ambiente", ya que en el océano abierto habitan muchas especies nativas, que también colonizan los desechos flotantes. “La llegada de nuevos vecinos costeros podría perturbar los ecosistemas oceánicos que han permanecido intactos durante milenios”, asegura

Añade que la presencia de vastas colonias flotantes de especies costeras en el océano abierto durante años podrían actuar como un reservorio biológico, brindando a dichos organismos más oportunidades de llegar a costas alejadas de las que habitaban, actuando como "especies invasoras" en áreas naturales remotas.

Los autores aún no saben qué tan comunes son estas comunidades “neopelágicas”, si pueden sostenerse por sí mismas o si existen fuera del Pacífico Norte, pero creen que debido a la creciente acumulación de desechos plásticos en el mar y a la previsión de que las tormentas sean más feroces y frecuentes, más plástico será empujado al mar y las colonias de organismos costeros en alta mar probablemente crecerán, según el SERC.

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