El país no tendrá acceso a los fondos de la comunidad internacional si no presenta una estrategia creíble sobre la ejecución de obras de rehabilitación del aparato económico y del sistema productivo sobre la base de la transparencia.

Y es que los fondos necesarios para ese proceso no están disponibles a manos llenas en los países cooperantes, debido al derrumbe de la economía mundial causada por la pandemia del covid-19.

Es sabido que Honduras requiere de al menos 10,000 millones de dólares para recuperarse del golpe de la emergencia epidemiológica y de los fenómenos naturales, de acuerdo con las estimaciones realizadas por los entendidos.

Las Naciones Unidas han hecho hincapié en que el uso transparente de los recursos públicos, así como la rendición de cuentas y una participación activa de los ciudadanos son las condiciones que harán viable la reconstrucción de Honduras.

El combate a la corrupción y todas sus prácticas es la carta de garantía del país para contar con el respaldo del concierto de naciones cooperantes y de los organismos de financiamiento en la etapa de la reconstrucción.

Sin embargo, en el informe 2020 del Índice Global que mide el nivel de impunidad en el mundo y la relación con otros flagelos como la desigualdad, la corrupción y la violencia, Honduras ocupa el segundo lugar a nivel mundial.

Por culpa de la corrupción, el país pierde no menos de 50 mil o 60 mil millones de lempiras anuales, el diez por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).

Los miembros del Grupo Asesor del Consejo Consultivo para la Reconstrucción y Transformación de Honduras han sido claros en cuanto a que el proceso tiene un primer requisito qué cumplir: La transparencia y la rendición de cuentas.

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