La fórmula es sencilla: La desaceleración económica por la que atraviesa Honduras amerita una respuesta fundamentada en la generación de empleo y en una mayor producción.

 ¿Cuáles son las verdaderas causas de la contracción económica de Honduras? Los problemas políticos, la inestabilidad jurídica y la criminalidad son los factores que han contribuido a desacelerar la economía.

Al menos cinco empresas han anunciado su retiro del país y su instalación en países vecinos, donde existen mejores condiciones para la competencia y la creación de riqueza.

Es una realidad que conlleva fuertes reveses para los objetivos de promover una evolución sostenida del Producto Interno Bruto. Significa que el ambiente de inversión no es amigable: Hay más desempleados, al tiempo que se engrosan las filas de la pobreza.

En una sola línea resalta la necesidad de redistribuir la riqueza que, a criterio de los analistas, se queda en las manos de los "políticos corruptos" y de los dueños de los medios de producción.

Esto no es más que los beneficios bajen a las mayorías. Si la finalidad es hacer que la economía crezca, necesariamente hay que poner más dinero en las manos de la población.

Todo pasa por la generación de más empleo para que el consumo interno genere el desarrollo que Honduras necesita para que la población experimente una justa movilidad social.

Un país como éste, únicamente podrá avanzar mediante la producción para el consumo, han reafirmado los estudiosos de las ciencias económicas y de las finanzas.

Los críticos han enfatizado que en Honduras el concepto económico se ha confundido, porque la estabilidad macroeconómica se ha colocado por encima del bienestar de las mayorías discriminadas.

Amplios sectores han concluido que el actual sistema ha colapsado y que, por lo tanto, es imprescindible consensuar uno que permita crear más plazas laborales, mediante el incentivo a los rubros del agro y de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES).

En los últimos tres años la economía ha experimentado un crecimiento más o menos regular. En 2016, evolucionó en 4.8 por ciento; en 2017, lo hizo en 3.8 por ciento; mientras en 2018, se situó en 3.7 por ciento. Y para el presente año, no pasará de 2.8 o tres por ciento.