Cerca de mil individuos han sido detenidos el año que acaba de concluir, bajo la acusación de delitos sexuales en sus diversas manifestaciones.

Honduras se ha convertido en un terreno hostil para los menores de edad. Son objeto de toda suerte de delitos que van desde la trata de personas, comercio sexual, violaciones, trabajo forzado, distribución de droga y extorsión.

Los casos de violaciones, asesinatos y otro tipo de vejámenes de que son objeto los niños hondureños se han convertido en una constante y se caracterizan por la saña con que son cometidos.

Estos cuadros repugnantes se repiten con mayor frecuencia, lo que pone de manifiesto el estado de indefensión en que se encuentra dicho sector de la población y la ineficacia de las instituciones del Estado, así como de las Organizaciones No Gubernamentales encargadas de velar por los derechos de los menores.

Los datos de la Fiscalía se traducen en que cada ocho horas un infante es muerto, ultrajado, injuriado o es objeto de tratos difamatorios.

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Son los casos puestos en conocimiento para su investigación ante el Ministerio Público y otros organismos con atribuciones de conocer los mencionados ilícitos, pero en la realidad son consumados muchos otros episodios horrendos.

La mayoría de estos dramas se quedan en el silencio y dejan una marca indeleble en la vida de los menores que sufren los más abominables abusos.

Las cifras muestran cómo la inseguridad se ha ensañado contra los menores en Honduras y cómo ha escalado el grado de salvajismo en barrios y colonias, particularmente de la capital y de San Pedro Sula, que están bajo control de los forajidos.

La crueldad, las agresiones y la discriminación de que son víctima los menores de edad en Honduras, en la mayoría de las ocasiones a manos de sus parientes o sujetos cercanos a su entorno, son testimonio de miseria humana y de la falta de principios.

Son aberraciones que reflejan el estado de descomposición en que se encuentra la sociedad, pero que es necesario corregir con decisión para que en el país no se imponga el salvajismo en menoscabo de los niños.

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