La caravana migrante cerró el sábado (06.11.2021) su segunda semana de travesía por el sur de México, cambiando la ruta; en lugar de ir por Oaxaca continuarán hacia Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas.

A pesar de que tienen los ánimos mermados tras la muerte de un cubano a manos de la Guardia Nacional y el posterior choque con las autoridades que dejó varios detenidos.

El sábado los miles de migrantes reanudaron su camino desde el municipio de Arriaga, en el suroriental estado de Chiapas y muy cerca de la frontera con el estado de Oaxaca, con destino a la Ciudad de México y posteriormente a la frontera norte para llegar a Estados Unidos.

La caravana descansó en el parque central de Arriaga, donde aprovecharon para curar sus heridas, recibir atención médica y descansar.

Además, este día (06.11.2021) se cumplieron dos semanas desde que la caravana de miles de migrantes salió desde la ciudad de Tapachula, muy cerca de la frontera con Guatemala, el pasado 23 de octubre sin que detengan su avance.

Ampollas y cansancio extremo

Los miles de extranjeros viajan decaídos, lastimados, con ampollas, deshidratados, con el ánimo decaído y tristes después de la larga travesía que han emprendido desde Tapachula hasta el tramo de Arriaga.

En este tramo carretero a los migrantes no les dejaron subir a las plataformas de tráileres o camiones del servicio público o privado.

La ruta de esta caravana es llegar a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, hasta donde tendrían que caminar unos 135 kilómetros de carretera en zonas despobladas. Planean parar en alguna comunidad del recorrido, aunque todavía es incierto en cuál, contaron. También hacen paradas de descanso breve en gasolineras que van encontrando.

María Molina es una mujer migrante originaria de Honduras que ha logrado caminar más de 200 kilómetros: "vengo cansada, llevamos los pies dañados y los ánimos están acabando, a veces comiendo y a veces no", declaró.

A pesar de los largos tramos que ha cambiado lo que quieren "es llegar a la Ciudad de México, porque voy en busca de mi hija Rizty Fabiola Andrade", contó la mujer.

"La caminata es demasiado dura, yo vengo sola, con la bendición de quien me ha dado fuerza, porque en algunos municipios nos han apoyado y en otros no", añadió.

La mujer camina con la esperanza de encontrar a su hija, ya que en Honduras mataron a su hijo. Ella muestra ánimos de poder avanzar, pero dice que estaría bien descansar dos o tres días "para poder seguir al 100 por ciento y seguir caminando ".

Este viernes, la caravana intentó salir hacia Tuxtla Gutiérrez, pero solo caminaron unos 5 kilómetros de Tonalá a Arriaga porque la travesía es demasiado larga y regresaron a la carretera Arriaga-Oaxaca para avanzar a paso lento por la salud mermada.

Ángel Lara es otro migrante de Honduras que viaja con su familia, e indicó que ha caminado mucho. "Vamos cansados, pero seguiremos, primeramente, Dios, para llegar a nuestro destino".

"Esta caravana de migrantes busca que les ayuden a llegar a la Ciudad de México porque la mayoría ya va con ampollas en la planta de los pies, niños enfermos y mujeres deshidratadas", añadió.

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Una semana dura

La última semana de la caravana ha sido larga, difícil y con la presencia de la Guardia Nacional que se ha enfrentado en dos ocasiones con los migrantes.

Los miles de migrantes avanzan en medio del dolor que ha ocasionado la muerte por disparos de la Guardia Nacional de un emigrante cubano, quien viajaba en un vehículo junto con otras personas, el pasado fin de semana.

Además, el pasado jueves el grupo chocó con la Guardia Nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), dejando varios arrestados y cinco elementos "con lesiones de consideración" entre las poblaciones de Pijijiapan y Tonalá, donde llegaron varios vehículos del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional.

Posteriormente, los migrantes, al ver el avance de estos grupos de choque, empezaron a lanzar piedras a las fuerzas de seguridad.

Este grupo se puso en marcha después de que en los primeros días de septiembre las autoridades mexicanas frustraran el avance de cuatro caravanas de migrantes que partieron precisamente desde Tapachula, municipio de Chiapas fronterizo con Guatemala.

Entonces, varias agencias de la ONU y ONG criticaron el uso de la fuerza en los operativos para desintegrar dichas caravanas.

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