El líder religioso expresó: "Hay tanto odio y confrontación, pero resulta que todos somos hijos de la misma Honduras y del mismo Dios. Si todos tenemos al mismo padre, somos hermanos. Aquel que propaga odio no es un hijo de Dios".

Además, recordó que han pasado más de 60 años desde el regreso a la democracia en Honduras y el ser humano aún no ha aprendido a dialogar. "Es necesario aprender a escucharnos, que es lo que falta en Honduras. Hay que entendernos; hablando se entienden las personas. Es crucial profundizar en el diálogo".

Rodríguez enfatizó que la agenda de Honduras podría mejorar si se aprende a dialogar y a abordar los auténticos problemas que enfrenta el país. Destacó la importancia de la unidad, subrayando: "Honduras es una, somos hermanos.

No hay una Honduras para un partido y otra para el contrario. Es nuestra madre patria, a la que debemos honrar y no destruir".

Narcotráfico un enemigo común

En relación al tráfico de drogas, el cardenal señaló la triste realidad de que Europa y Estados Unidos son grandes consumidores. "El fentanilo es el peor veneno que puede haber en nuestra Honduras, y no debemos tolerarlo, sino combatirlo", apuntó.

Referente a la impartición de Justicia

Al hablar sobre la justicia en el país, cuestionó la tardanza en su aplicación, mencionando que en Honduras sobran las leyes, pero lo crucial es su ejecución. "No es justicia cuando los delincuentes, si tienen dinero, evaden la ley", declaró.

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Emigración y desempleo

En cuanto a la emigración y el desempleo, Rodríguez abogó por la generación de empleo como medida para frenar la migración, señalando la falta de fuentes de trabajo en Honduras.

"Sin fuentes de trabajo en Honduras, ¿qué les espera? ¿Morirse de hambre?", reflexionó. Además, añadió que "para que haya trabajo, hay que invertir, y a quien invierte se le debe garantizar seguridad jurídica".

Clase Política

En cuanto a la clase política, el cardenal opinó que esta no debería existir en su forma actual debido a la corrupción y la falta de compromiso con el bienestar del pueblo.

"La clase política debería estar compuesta por los mejores ciudadanos, ejemplares que piensen en el pueblo, no por ladrones. Esto significa un grupo de funcionarios que por 100 días no han trabajado, reciben dinero y hasta bonos. Eso no es ganar el dinero honradamente", dijo.

Finalmente, abogó por un diálogo sincero para solucionar los problemas del país.

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