Si su catastrofismo se interpone en su camino para liderar a otros de manera efectiva o para experimentar alegría y satisfacción en la vida, he aquí algunas formas de comenzar a abordarlo.

Reflexione sobre cómo aprendió a esperar lo peor

Su decisión de provocar una catástrofe no es aleatoria. Es un comportamiento aprendido. Tenga curiosidad sobre cómo y cuándo pudo haberlo aprendido. Piense en las historias de origen en las etapas formativas de su vida donde desarrolló su capacidad de prever un desastre inminente.

Cree formas de interrogar los datos defectuosos

Una de las formas de frenar el catastrofismo es interrogar los datos que se están recopilando para demostrar su predicción catastrófica. ¿En qué señales se concentra que le dicen que sucederá lo peor? ¿Hay circunstancias, personas o desafíos que regularmente instigan su expectativa de calamidad? Investigue qué es lo que realmente puede estar evitando en lugar de su desastre fabricado.

Por ejemplo, algunos líderes imaginarán todas las tragedias posibles, una forma de “parálisis por análisis”, sólo para evitar el tomar una decisión difícil o no revelar que ignoran algo.

Aprenda a regularse en medio de su catastrofismo

Muchos catastrofistas intentan ocultar sus sentimientos con una falsa positividad. Pero este extremo alternativo sólo profundiza el miedo que están tratando de evadir. Una vez que estamos en un estado de catastrofismo, todavía tenemos control sobre cuánto tiempo dejamos que continúe.

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Separe los miedos arraigados en la realidad de los que usted se inventa

Para algunas personas, uno de los desafíos del catastrofismo es que su miedo está consagrado en la experiencia real. Los encuentros traumáticos o difíciles del pasado tuvieron consecuencias reales, por lo que los temidos resultados no parecen del todo infundados, aunque sean extremos.

En estos momentos, es vital distinguir los núcleos de verdad de los desafíos pasados del escenario fatal que se ha formado sobre lo que se avecina. Recuerde las ocasiones en las que ha demostrado resiliencia y ha superado los desafíos de manera efectiva. Cuestione las creencias limitantes sobre cuánto control tiene o no sobre la situación.

Reconozca las consecuencias que su catastrofismo tiene para los demás

Como líder, su estado de ánimo marca el tono de su equipo, división u organización. Para mantener un ambiente saludable, debe reconocer cómo su predisposición a los peores escenarios puede afectarlos.

Si es necesario, discúlpese y hable sobre las medidas que está tomando para frenar esta tendencia. De lo contrario, el catastrofismo puede convertirse en un contagio emocional que intoxique a la organización.

En lugar de recurrir a la vergüenza, la culpa o el desprecio, considere su tendencia a la catástrofe como un mensajero que le pide que sienta curiosidad por el papel que ha desempeñado en su historia. Muéstrese amable mientras contempla si este hábito le está sirviendo bien.

Para generar esperanza de que el cambio sea posible, reemplace el lenguaje estigmatizado como “Estoy exagerando” o “Soy tan negativo” con preguntas como “¿Cómo podría estar malinterpretando la amenaza que estoy viendo?” En última instancia, acepte que este hábito le ofrece una invitación a sanar, crecer y aprender.

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