Analistas sostienen que la formación del capital humano de Honduras está en el olvido, lo que se interpreta como un trágico destino para las nuevas generaciones del país.

Las nuevas generaciones podrían estar marginadas del derecho a ser introducidos en una educación de calidad, justa, equitativa y pertinente.

La crisis educativa va más allá de la pérdida de conocimiento en español y matemática. La falta de procesos y la desvinculación de los alumnos respecto de sus maestros y del aula de clases, tiene consecuencias graves.

Los estudios realizados por expertos establecen que cuatro de cada diez alumnos han desertado, por razones de la pobreza, un fenómeno que se ha profundizado en la pandemia al pasar de 60 a 70 por ciento.

De dos millones de menores matriculados, han desertado unos 800,000 en dos años. Sumado a esta cifra, un millón de alumnos estaban desligados del sistema antes de la pandemia.

En total, son dos millones de niños y adolescentes que están excluidos del sistema, que no se sabe dónde están y para cuyo regreso la Secretaría de Educación no ha elaborado ninguna estrategia.

De acuerdo con lo planteado por los entendidos, el Gobierno debería de invertir al menos el 10 por ciento del Producto Interno Bruto en la educación y no el seis por ciento que es destinado actualmente para dicho renglón.

Un punto de vista que domina entre quienes conocen de las ciencias de la educación, es que Honduras precisa de un "pacto por la educación" que permita como mínimo mejorar la cobertura y regresar a las aulas a los dos millones de menores que están fuera del sistema.

Matrícula 2020

En 2020 la matrícula disminuyó en 250,000 niños respecto a 2019 y en el período lectivo 2021 esa brecha se ha profundizado en niveles que difícilmente pueden ser revertidos.

Informes de la Universidad Pedagógica señalan que la atención en el nivel preescolar cayó en 10 por ciento y en la enseñanza media la cobertura es de apenas 24 por ciento.

Un renglón sobre el que hay que volver es que en Honduras nunca arrancó la tercera reforma educativa que fue planteada en 2014. Todo terminó en discursos, incluso la iniciativa para fortalecer la tecnología educativa.

Para ese cometido se había planteado conectar a la Internet 15,000 centros educativos y de dotarles de computadoras y tabletas. Al final, esas herramientas tecnológicas únicamente llegaron al dos por ciento de los establecimientos de enseñanza que se esperaba abarcar.

Los versados en el tema educativo han condenado que las autoridades se hayan olvidado de su compromiso de conducir por buena ruta la reforma en el aparato de enseñanza-aprendizaje que por ahora está en sus indicadores más bajos como producto del derrumbe en la cobertura y calidad.

¿Tienen los niños y adolescentes oportunidades para no convertirse en un eslabón perdido porque en Honduras no hay acceso a la educación?

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