En mis cuatro décadas de trabajo en el gobierno, los negocios y la política, descubrí que un gran liderazgo consiste en conectarse con las personas haciéndolas sentir vistas y escuchadas.

Eso significa practicar lo que yo llamo "comunicación amable".
Esto implica pequeños gestos y un comportamiento general que permiten la conexión. Para un líder sénior, así como para cualquier aspirante a líder, este tipo de comunicación es importante en las interacciones diarias, así como en las conversaciones importantes y difíciles. He aquí tres formas de hacerlo.

Romper la actitud defensiva con amabilidad

Cuando me encuentro en una situación enconada es cuando soy más amable.
Para ser claros, no estoy diciendo que no haya lugar para mostrar ira a alguien. Si lo lastiman a usted o a su familia, por ejemplo, la ira es una respuesta adecuada.

Pero no es la herramienta más efectiva para abrir mentes y mover corazones. La ira apaga a la otra persona; la amabilidad la abre.

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Dar crédito a quien crédito merece

A la gente le gusta ser vista y apreciada. Reconocer a quien lo merece genera entusiasmo, trabajo duro, confianza y lealtad. Recuerdo las tarjetas de agradecimiento que recibí de mis jefes, incluso años después, y desde entonces tengo la práctica de escribirlas para mi equipo y darles momentos de reconocimiento.

Practicar la gratitud también estimula mi creatividad: Reflexionar sobre mi interacción con alguien después del hecho a menudo genera una idea para otra oportunidad con ellos u otra forma de continuar la conversación. Me ayuda a disminuir la velocidad lo suficiente para que surjan esas ideas.

Dar espacio y claridad a la otra parte

No importa qué conversación quiera tener con alguien, no lo tome con la guardia baja o fuera de juego. Ya sea que se trate de una pregunta rápida e inocua o de una mala noticia seria, siempre pregunte si es un buen momento y trate de darles una idea de lo que quiere discutir.

Esto le da a su contraparte la oportunidad de prepararse para cualquier sorpresa o noticia difícil que necesite compartir, y deja en claro que usted está interesado en escuchar su respuesta. Esto también puede calmarlos.

Ello puede ser tan simple como comunicarse con un colega y decirle: "¿Es ahora un buen momento para hablar sobre nuestra campaña de otoño?" (en lugar de simplemente llamarlos a horas extrañas, lo que solía hacer). Podría estar dando un contexto emocional a noticias que, de otro modo, quizá serían percibidas de diferentes maneras.

No siempre tendrá tiempo para prepararse, pero aún hay maneras de darle espacio a la otra persona.

Independientemente de las tácticas que elija, la idea es no agobiar a la otra persona en su conversación. En su lugar, trate de enfocarse en el exterior, en la otra persona, no en usted mismo. Por difícil que sea, especialmente en el mundo polarizado y acelerado de hoy, aporta grandes dividendos a sus relaciones, liderazgo y bienestar.

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