¿Por qué en Guatemala los contratos firmados con las farmacéuticas que desarrollan las vacunas anticovid sólo están reservados en ciertas cláusulas, en México son abiertos, pero en Honduras fueron puestos en reserva?

Esa pregunta la han formulado diversos sectores, tanto médicos especialistas, como dirigentes de organismos de la sociedad civil y políticos en la oposición, en réplica a los alcances del decreto aprobado por el Congreso Nacional que coloca cerrojos a la información sobre la compra de los biológicos.

Como se sabe, los funcionarios de alto rango de la cartera ministerial de Salud han justificado que se ha puesto en reserva el contenido de los contratos, porque así lo exigieron las compañías farmacéuticas.

Arguyeron estos burócratas que Honduras se encontraba en una encrucijada: O se declaraban en reserva los contratos con las farmacéuticas o No había posibilidades de gestionar la compra de vacunas.

Miembros de organismos No Gubernamentales, han definido como un "abuso" mantener ocultas las cláusulas de compra de los lotes de biológicos y han señalado que, en todo caso, las exigencias de las casas farmacéuticas nunca pueden estar encima del derecho a acceder a la información pública.

A juicio de ex ministros del ramo, el blindaje de las condiciones de compra de los inoculantes despierta "enorme suspicacia", se presta a "maniobras oscuras" y deja "un mal sabor a corrupción".

Los analistas internacionales piensan que es un dilema que los gobiernos firmen contratos con las compañías que han desarrollado las vacunas y, sin embargo, información crítica de los tales permanece oculta para el gran público.

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¿Cuánto cuestan o cómo se distribuirán los biológicos? Éstas son preguntas, cuya respuesta desconoce  la ciudadanía, porque se impone la confidencialidad.

En Perú, por ejemplo, las negociaciones entre el gobierno y la compañía Pfizer encallaron por este motivo. Y en Colombia el Gobierno afirma que las cláusulas de confidencialidad le impiden ofrecer aún un cronograma claro de vacunación.

Representantes de agencias intercontinentales han explicado que debido a la naturaleza altamente competitiva de este mercado, se han establecido impedimentos para desvelar la información que contienen estos contratos.

No sólo están en alto las quejas por el incumplimiento de algunos compromisos relativos a los tiempos de entrega de los lotes de vacunas, sino las voces que exigen mayor transparencia en un tema que es de interés vital.

Los laboratorios buscan fraccionar el mercado para negociar precios distintos con los países y esto les permite establecer condiciones  directamente relacionadas con la capacidad de pago de éstos, con la logística y con los límites de responsabilidades de los fabricantes a efectos adversos de sus fórmulas.

En Honduras, el "secreto" establecido para los contratos de compra de las vacunas contra el covid adquiere mucha trascendencia, porque es un país donde impera la corrupción, el manejo oscuro de los fondos y las negociaciones bajo la mesa, aún en un estado de calamidad sanitaria como el presente.

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