La reducción sustancial de los porcentajes de deserción, es uno de los ejes de los planes de educación contemplados para el período escolar que han iniciado más de dos millones de alumnos.

Este propósito está plasmado en la premisa "Te Queremos Estudiando", bajo la cual ha comenzado la actividad académica 2020 en los niveles pre escolar, básica y media.

Un reciente informe enfocado en el sistema educativo nacional apunta que entre los niños y jóvenes predominan los motivos socio-económicos para no permanecer en el sistema de enseñanza.

Al tratar de identificar las causas por las cuales los alumnos no permanecen en las aulas de clases, sobresale el peso de las condiciones de desventaja económica, concluye el estudio.

Catedráticos universitarios, dedicados a la elaboración de estudios de campo, señalan que no es extraño que los servicios de instrucción estén vedados en una sociedad donde más del 40 por ciento viven en pobreza extrema.

Esta circunstancia se refleja en un cuadro, según el cual, el 42 por ciento de los menores abandonan las clases por falta de recursos económicos, el 23 por ciento afirma que no quiere seguir estudiando.

Esta última razón esgrimida por los estudiantes desertores es considerada como la de mayor preocupación por parte de quienes se dedican a levantar informes sobre las debilidades del aparato de enseñanza.

Un once por ciento de los niños que se ausentan de las actividades académicas aseguran tener problemas familiares o de salud, en tanto que un cinco por ciento resiente que su comunidad no cuentan con centros de estudios accesibles.

Las mismas causas alegan los jóvenes entre 18 y 24 años. Treinta por ciento de ellos, pretextan que no pueden continuar su formación académica por cuestiones de trabajo o porque deben ayudar en el sostenimiento de su hogar.

Se estima que en el período entre 2015-2019, el ausentismo y abandono se ha incrementado en alrededor de 67 por ciento, mayoritariamente en los departamentos de Cortés, Francisco Morazán, Yoro, Atlántida, Olancho y Comayagua.

En 2015, 48,000 educandos se fueron del sistema; en 2016, 59,000 alumnos cesaron en sus actividades académicas; y en 2017, la cantidad ascendió a 69,000 niños y adolescentes.

En 2018, la deserción se cuantificó en 81,000 estudiantes y se estima que el año pasado, salieron de las aulas de clases por voluntad propia alrededor de 88,000 alumnos.

Las tasas de deserción escolar en el mencionado período ha ido desde 2.4 por ciento a más del cuatro por ciento. La meta para 2020 es reducir esos indicadores de manera sostenida.