La justicia tiene como objetivo principal establecer un equilibrio entre las necesidades y derechos de las personas, asegurando un trato imparcial y brindando oportunidades para prosperar. Comienzo mencionando esto debido a que la reforma fiscal del actual Gobierno lleva el título de "Ley de Justicia Tributaria".

Sin embargo, en la práctica, parece acercarse más a una ley de persecución  fiscal que a la “justicia” tributaria propiamente dicha, ya que su contenido presenta un enfoque estricto y desafiante hacia sectores clave de la economía. Al incluir en su exposición de motivos y consideraciones a diversos agentes económicos como agentes criminales, se genera una percepción negativa que no contribuye a mejorar el sistema tributario del país.

No pretendo afirmar que el sistema tributario hondureño es perfecto, ni defender posibles abusos cometidos por algunos agentes económicos amparados en regímenes fiscales especiales. Sin embargo, la propuesta de reforma gubernamental es tan drástica e irracional como intentar eliminar los partidos políticos por la existencia de políticos corruptos.

No es perjudicando la economía ni instaurando un ambiente de persecución fiscal como se mejorarán las condiciones económicas del país y, sobre todo, de sus ciudadanos.

La implementación de políticas públicas requiere la convergencia de diferentes intereses hacia un objetivo común. De lo contrario, su aplicación estará destinada al fracaso.

Como menciona el Foro Latinoamericano de Políticas Fiscales, en relación con la reforma fiscal, atribuir todos los problemas fiscales de Honduras a ciertos sectores económicos y polarizar la situación solo generará éxodo, litigios y dificultades en la solución de los problemas presupuestarios que enfrenta el país, llevando a la polarización y al fracaso de dicha política pública.

Es fundamental entender que el sector privado no es enemigo de la sociedad y que los inversionistas de cualquier categoría o actividad económica que deseen contribuir al crecimiento de Honduras o mantener sus inversiones en el país deben contar con el apoyo necesario para alcanzar el mayor éxito posible.

De lo contrario, el futuro de Honduras estará marcado por la incertidumbre, el hambre, la pobreza y el subdesarrollo.