El sistema educativo hondureño está caracterizado por débiles avances en los temas de rendición de cuentas y autonomía, expone un análisis de organismos nacionales y externos.

En el mismo informe se indica que la gobernabilidad ha representado un desafío del sistema de enseñanza-aprendizaje nacional, con todo y que la pérdida de clases por causa de huelgas y paros se ha reducido sustancialmente en los últimos años.

Uno de los cambios por los cuales se ha apostado es la descentralización, con el propósito de incrementar la participación de los actores en la toma de decisiones.

El informe llamado "Educación: Una Deuda Pendiente" dice que en Honduras la descentralización respondió al crecimiento de la demanda educativa que en los tiempos actuales hace inviable la administración de la burocracia centralizada.

La Ley Fundamental de la Educación manda que se aplique el proceso de descentralización de la gestión educativa y, en ese marco, se han establecido cambios administrativos, convenios y alianzas por parte de los gobiernos locales.

También se ha planteado la transferencia de toma de decisiones para la selección de personal docente y administrativo, aunque prevalecen los vicios del clientelismo y nepotismo, revela el documento "Educación: Una Deuda Pendiente".

Hipotéticamente se ha buscado una mayor intervención de los actores del sistema educativo en cuanto al empoderamiento de las comunidades escolares, la robustez de las capacidades de descentralización y el apoyo técnico y financiero de las organizaciones no gubernamentales.

Lo que se ha perseguido es que estos modelos apoyen una mayor descentralización, autonomía e intervención en los problemas de la educación.

Hay quienes piensan que se han dado ciertos pasos en la rendición de cuentas durante los últimos años y en los sistemas de información sobre el rendimiento académico para los efectos de consolidar información de alumnos y docentes.

Pero en el campo de la realidad, lo que se evidencia es un retraso en la cultura de evaluación y rendición de cuentas en torno a las competencias de los estudiantes y de los docentes.

Los resultados de su desempeño no son suficientemente analizados ni trasladados a las instancias responsables de tomar acciones y de dar un giro al rezagado modelo de enseñanza nacional.