Por su condición de país subdesarrollado, donde siete de cada diez personas son pobres, la pandemia del Covid 19 representa una amenaza para la economía y para los propósitos de mejorar las condiciones sociales de la población.

El aparato productivo es sacudido por la pandemia que llegó al país, mientras la crisis económica podría profundizarse si no se hace lo suficiente para controlar la incidencia de la peste.

El turismo, la agricultura y las pequeñas y medianas empresas son los sectores que están más expuestos a los golpes del Covid 19, ante lo cual ya se han tomado algunas medidas básicas, aunque no integrales para regresar el sistema económico a su estado anterior a la llegada del nuevo virus.

Pero el país tiene por delante otro caos que hay que impedir que crezca y que evolucione hasta degenerarse: La demanda social de los sectores más perjudicados por el toque de queda absoluto.

Van en aumento los llamados de los pobladores en situación de vulnerabilidad tendientes a que se les provea de alimentos y de agua, básicamente.

Numerosos grupos de vecinos de colonias y barrios marginales, han salido a las calles para quejarse por la escasez de agua y por el limitado acceso a productos de consumo esencial.

Son compatriotas que forman parte de los segmentos sociales deprimidos, a quienes la declaración de la alerta roja por el nuevo virus les ha dificultado su existencia, porque no tienen ingreso alguno.

La falta de recursos se deriva, a su vez, en la imposibilidad de adquirir alimentos, medicinas y de cumplir con sus obligaciones como son el pago de servicios públicos y del alquiler de las casas que habitan.

Los conductores de autobuses y de taxis realizaron hace unos días un paro, con el propósito de exigir la ayuda del Gobierno, aunque sea para subsistir en tanto esté vigente el toque de queda absoluto.

Madres solteras han elevado su voz para que las autoridades garanticen el alimento de sus hijos, en tanto que los pobladores de la tercera edad también se han unido a la demanda popular para que se les dé respuesta a sus necesidades inmediatas.

El estado de excepción que vive Honduras a causa del Covid 19 representa un golpe más duro que en otros países, dado que la gran mayoría de la población se defiende en la esfera de la economía informal.

Ellos no reciben un salario mínimo, no tienen capacidad adquisitiva y, en consecuencia, no disponen de alternativas para superar una situación de aislamiento social.

Las Fuerzas Armadas han comenzado la distribución de alimentos casa por casa en los sectores más discriminados del país, una medida que –a juicio de los versados en el abordaje de crisis- deberá ser complementada con acciones más agresivas, integrales y mejor focalizadas.