Las empresas de energía, telecomunicaciones y agua tienen un cuadro financiero que No es sostenible. La brecha entre ingresos y gastos de dichas entidades ponen a tambalear las finanzas hondureñas.

Hay un enorme desbalance entre los recursos percibidos y los egresos de la ENEE, HONDUTEL y del SANAA, que es casi imposible de saldar.

La estatal de energía eléctrica contabiliza un pasivo, es decir, deudas y compromisos relacionados, por el orden de los 70,000 millones de lempiras.

En lo que se refiere a HONDUTEL, su estado No puede ser peor. En 2021 registra pérdidas por 172 millones de lempiras y en los tres años anteriores las pérdidas se situaron entre 200 y 300 millones.

Esto significa que en el período 2018-2021, la entidad -que antes era considerada como una "mina de oro"- acumula pérdidas por cerca de mil millones de lempiras.

El SANAA también es una institución que se derrumba desde hace muchos años. Tiene en cartera el propósito de recuperar una mora superior a los 1,500 millones de lempiras y refleja en su estado de cuentas un déficit promedio de 300 millones de lempiras mensuales.

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Quienes interpretan lo que ocurre ennla gestión gubernamental, condenan que se haya desatado una acción dirigida a traspasar los activos que son propiedad del Estado.

Es una pretensión manifiesta de ceder en fragmentos los bienes del Estado a sectores particulares y de despojar de su patrimonio al pueblo.

Ya están siendo entregados el territorio nacional, la soberanía, las fronteras, los puertos marítimos y ahora los bienes del Estado. Así lo han denunciado las asociaciones No gubernamentales, opositores políticos y los grupos que reclaman castigo para los que ellos consideran traidores por su proyecto en marcha de destruir las empresas públicas.

El patrimonio de la hondureñidad está en riesgo, sostienen los sectores disidentes apoyados en la tesis de que los pocos recursos que tiene el Estado, las empresas de servicio, están siendo entregados.

Es, en suma, la crónica de la desaparición anunciada de las empresas estatales de energía eléctrica, telecomunicaciones y de agua, convertidas hoy día en puros "cascarones".

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