El saldo de la deuda pública es un tema que necesariamente debe ser colocado sobre la lupa y bajo examen estricto.

Mientras no haya una renegociación o en tanto los préstamos tomados por Honduras no sean puestos en un nuevo perfil, no habrá manera de buscar un alivio a las ahogadas finanzas del país.

Es uno de los problemas para los cuales no hay muchas salidas. El servicio de la deuda se lleva más de la mitad de la recaudación tributaria y constituye más del 60 por ciento del Producto Interno Bruto.

A juzgar por las cifras presentadas por la presidente Xiomara Castro, en la última década la deuda interna creció en 700 por ciento al pasar de 20,000 millones a 179,000 millones de lempiras, en tanto que la externa se disparó en 300 por ciento, ya que se movió desde 37,000 millones a 157,000 millones.

La carga del endeudamiento público es un denominador común para los países del área, con la diferencia de que Honduras refleja condiciones socio-económicas más precarias, lo que dificulta elevar los niveles de generación de empleo, productividad, competitividad y atracción de capital.

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En Guatemala, la cartera financiera ha informado que el endeudamiento público de ese país es de alrededor de 24,500 millones de dólares.

El Banco Central de Reserva de El Salvador, por su parte, cuantifica en 16,600 millones de dólares el endeudamiento del vecino país. Los economistas locales coinciden en que tales compromisos se han incrementado de manera acelerada y provocado alto riesgo.

En lo que corresponde a Nicaragua, el reporte oficial indica que la deuda externa sobrepasa los 5,200 millones de dólares y la interna es superior a 3,000 millones de dólares para totalizar unos 8,500 millones de dólares.

Y en Costa Rica, el Gobierno Central suma un endeudamiento de un poco más de 42,000 millones de dólares, equivalente al 70 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El 75 por ciento de la deuda de ese país centroamericano corresponde a empréstitos internos y el 25 por ciento a compromisos con acreedores externos.

En lo que importa a Honduras, la deuda pública pesa mucho más en detrimento de las posibilidades de sacar a flote al país, dado que la brecha entre gastos e ingresos se ha hecho más extensa y las finanzas no han sido manejadas con disciplina, en tal grado que las nuevas autoridades han acusado que recibieron un “país en quiebra”.