Esta tradición cobra vida con una procesión previa a la eucaristía, donde los feligreses sostienen en sus manos las ramas que serán bendecidas con agua bendita, acompañadas de cantos religiosos.

Artistas y voluntarios colaboran para dar vida a este Domingo de Ramos en el centro, creando alfombras alusivas a la Semana Santa. Además, se lleva a cabo una procesión que recorre las diferentes estaciones.

Más que el inicio de la Semana Santa, el Domingo de Ramos conmemora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén y marca el comienzo de la travesía espiritual hacia la resurrección, según señaló el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, en entrevista con HRN.

Las palmas o ramas de olivo tienen una importancia espiritual y son tradicionales en Honduras, marcando el camino con un simbolismo especial para los fieles. Además de ser un símbolo de la temporada, la venta de palmas es una fuente de ingresos para muchos emprendedores.

Las alfombras de aserrín son otro atractivo principal de la Semana Mayor. Generalmente, se elaboran para estar listas el Viernes Santo, durante la conmemoración del Viacrucis.

Los líderes de la Iglesia Católica han exhortado a los hondureños a vivir la Semana Santa como un tiempo dedicado a Cristo, reflexionando sobre la muerte y resurrección de Jesucristo.

“Demos gracias a Dios por tener iglesias en todas partes. Vivamos la Semana Santa”, expresó el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher.

Durante la homilía dominical, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez animó a recibir este domingo en nuestros corazones, aclamando con cantos y renovando nuestra confianza en Dios.

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