Es mucho lo que en Honduras está en juego. No nos cansamos de decirlo. Es claro que con la escogencia y elección de los jueces del máximo tribunal de justicia del país, Honduras se juega muchas cosas; su democracia, la gobernabilidad y su desarrollo socioeconómico.

Tan claro lo debemos tener los hondureños, como claros son los intentos de la política partidaria para controlar este proceso!. La injerencia partidista en la escogencia de los magistrados de la Corte Suprema sigue intacta. No hay duda en afirmarlo.

Los partidos políticos siguen apostando a una preselección y elección premeditada y poco transparente, confusa, ajena a la meritocracia e idoneidad de los candidatos. Quieren seguir controlando y manipulando el proceso.

Sino vean como en la Secretaría General del Congreso Nacional han “dormido” sospechosamente el proyecto de vida del nuevo mecanismo que reglamentará a partir de ahora, la selección de los candidatos y funcionarios judiciales rigurosamente basada en méritos personales, idoneidad, confiabilidad, imparcialidad partidista y probada honradez y vocación de servicio.

Los y las que tal como lo refiere el artículo 303 de la Constitución de la República, les sea abrogada la potestad de impartir la justicia que emana del pueblo y que impartirán de manera gratuita en nombre del Estado de Honduras; magistrados y Jueces independientes, sometidos únicamente a la Constitución y las leyes.

Quedarían desde hoy apenas 8 días para la fecha en la que ya deberían estar convocando y juramentando la Junta de Selección, y si es que ya no va dicha junta, diciéndonos como es que será esta vez.

Pero no se oye nada en el congreso y los propios diputados afines al partido de gobierno, ya han parado las orejas ante este sospechoso silencio y vacío en el proceso.

¿Es que los partidos políticos no quieren por fin poner en el poder judicial a funcionarios y magistrados independientes, honestos e imparciales, verdaderos garantes de los derechos del pueblo hondureño?.

¿Por qué esa resistencia a una selección transparente, descontaminada, de candidatos idóneos, probos, dignos para desempeñar la función de impartir justicia?.

La clase política hondureña no debería perder esta histórica oportunidad. Si tanto alardean de no ser más de lo mismo, porque no lo demuestran ya!. Apuesten a darle vuelta de una vez a lo que no ha sido posible cambiar; un reglamento que garantice mayor transparencia y participación ciudadana, que por fin logre mantener a raya la injerencia de la política partidaria en la nominación y elección de los jueces y magistrados.

Los niveles de desconfianza y la pérdida en caída libre de la credibilidad de la clase política hondureña ya no dan para más. Este es el tiempo de construir prácticamente un nuevo orden para seleccionar operadores de justicia probos, competentes, sometidos a la Constitución y las leyes, y no a los partidos y poderes del Estado que los promueven.

Si por fin queremos apostar a una Corte Suprema de Justicia independiente de la política partidaria, de los intereses gremiales y particulares, capaz de ejercer la acción punitiva del Estado, garante de los derechos de la población, este es el momento de reglamentar constitucional y patrióticamente un proceso de selección y elección que por fin privilegie el mérito y la integridad de los candidatos.

Todo lo demás que se quiera decir, es y será como lo dice la señora designada presidencial, “pura casaca”!.

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