En cuestión de horas prestará juramento como presidente constitucional, Iris Xiomara Castro Sarmiento, un hecho trascendente dado que se trata de la primera mujer en la historia de Honduras en llegar al poder de la nación.

La gobernante toma las riendas de la República en un momento convulsivo, debido a la integración de Juntas Directivas paralelas del Congreso Nacional.

Hemos caído en una anarquía institucional que ha desviado los compromisos asumidos en la campaña para transformar Honduras, afianzar la democracia, batallar contra la deshonestidad y sembrar las bases de un progreso económico y de una movilidad social.

Vivimos un episodio reprochable, en tanto y en cuanto se ha puesto en precario la legalidad y la legitimidad que unos y otros interpretan a su conveniencia y que reclaman según su propia visión de la problemática nacional.

En esa absurda medición de fuerzas que han desatado los políticos instalados de manera paralela en el Poder Legislativo; unos, se han pronunciado por llevar adelante un programa de refundación de Honduras y soberanía popular; otros, anunciaron cambios en las reglas de juego democrático como la aprobación del voto revocatorio y de la segunda vuelta electoral.

Están desbordados los apetitos de nuestros líderes y dirigentes que han demostrado tener un comportamiento patológico, en menoscabo de los sectores marginados, que son los más en nuestro país.

Con sus actuaciones, lo que hacen es debilitar más el Estado de Derecho. Y cuando esto pasa, el pueblo pierde la confianza en los políticos, la misma clase que le está robando a los hondureños la esperanza de salir de la pobreza, vencer la corrupción y terminar con la impunidad.

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La gobernabilidad de Honduras está en peligro. A esta turbulencia se expone la presidente Castro Sarmiento si No logra una pronta conciliación en mérito de la independencia y complementariedad de los Poderes del Estado.

Lo que hemos demandado de quienes han sido electos por el pueblo para dirigir el Estado de Honduras es que definan el camino hacia una visión de país con honestidad, compromiso y alta responsabilidad patriótica.

Honduras clama para que los políticos que salieron favorecidos con el voto del pueblo corran con el peso de la historia, se despojen de sus ambiciones y honren su palabra de responder a las necesidades de las mayorías.

Porque las crisis institucionales, provocadas por las imposiciones, los caprichos y las maniobras de unos cuantos, no le convienen a Honduras; menos cuando el país enfrenta problemas graves.

La falta de entendimiento siempre va a conducir a un fracaso de la gestión de la democracia. Honduras necesita urgentemente la reconstrucción del Estado Social, Democrático y de Derecho, y requiere de un proceso sincero de integración nacional.

Los retos de la presidente Castro Sarmiento, que presta juramento este 27 de enero, comienzan por legitimar la institucionalidad y rescatar la credibilidad política. Esto es, darle un viraje al ejercicio del poder con justicia y honestidad, nunca con la mira puesta en ambiciones particulares.