Si de algo han hecho galardón los burócratas que gestionan la emergencia sanitaria es de su incapacidad, indiferencia, lentitud en la toma de decisiones y falta de sabiduría para responder a la plaga que se nos vino como avalancha mortal.

¡Vaya si No son de pensamientos cortos y de limitada inteligencia los señores de la Secretaría de Salud y los demás personeros que están plantados en el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER)! Han vuelto sobre su socorrida propuesta de imponer un cierre parcial de la economía y una movilización por dígitos.

Es la única alternativa sobre la que han girado las pobres acciones de las autoridades en la presente pandemia, que ha provocado serias fracturas al aparato económico, una mayor y vergonzosa desigualdad social y un reflejo patético de nuestro sistema sanitario.

Nuestros funcionarios nunca han planificado ni puesto en marcha una estrategia que permita saber hacia dónde vamos y cómo defendernos de los embates letales de la covid 19.

Todo el manejo de la presente coyuntura ha resultado ser un caos, justo porque los funcionarios se han empecinado en adoptar sus absurdas disposiciones sin tomar en cuenta a los investigadores, científicos y especialistas que continuamente han señalado los enormes errores cometidos en el intento por contener la pandemia.

Los valientes médicos que ocupan las posiciones frontales en la ofensiva contra el nuevo virus, han hecho lo propio. De manera reiterada han expuesto sus advertencias acerca de la imperdonable improvisación en el tratamiento de la pandemia, lo cual se ha evidenciado en el abandono de la red hospitalaria y del circuito de triajes.

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Un estudio del Foro Nacional de Convergencia (FONAC), revela que más de cien triajes están cerrados y los que siguen abiertos prestan asistencia con fondos de los gobiernos locales, cuyos alcaldes han tenido que readecuar la asignación presupuestaria y las transferencias para No dejar morir a los pacientes contagiados.

¿No es vergonzoso que el personal de los triajes y de las salas de estabilización tengan varios meses sin recibir su salario, mientras las autoridades de Salud, Finanzas y Gobernación se limitan a exponer pretextos inaceptables y hasta cínicos? Se trata de hombres y mujeres que desempeñan una labor heroica en la presente desgracia y que se ven forzados a mendigar por su justo pago.

Nuestros flamantes servidores públicos, los mismos que ahora sugieren que volvamos al desplazamiento por dígitos, igualmente han dado muestras de ignorancia y desidia en lo referido a la compra, entrega y distribución de las vacunas. Las estadísticas comparativas colocan a Honduras como el país que menos biológicos ha recibido -en su gran mayoría por donación- y el que poco ha avanzado en la inmunización de los grupos vulnerables

Los pasos torpes que se han seguido desde el Gobierno nos están cobrando una factura alta. La pandemia se ha salido de todo control y, frente a tal apremio, las autoridades del país han vuelto sobre su desabrida y cuestionable proposición de limitar la circulación y la actividad comercial como si nuestra economía no estuviese suficientemente derrumbada y hundida en la pobreza nuestro pueblo. 

Quienes administran la crisis saben que la pandemia se desbordó, que el sistema sanitario se encuentra en cuidados intensivos y que, ciertamente, el escenario es semejante al del diagnóstico de un paciente desahuciado.

Pero la respuesta No está en colocar una cortapisa a la actividad económica, ni en limitar la circulación por dígitos, sino en robustecer la capacidad de los hospitales, abrir más centros de triaje e integrar más brigadas médicas, así como la marcha de un plan de intervención integral.

¿Por qué nuestros funcionarios, ayunos de conocimiento, lerdos para actuar, incapaces de tomar decisiones correctas y muy dados a los razonamientos simplistas, No hacen lo debido para gestionar una emergencia sanitaria de la dimensión de la covid-19?

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