Las constantes interrupciones de energía eléctrica y sus implicaciones han sido desestimadas por las autoridades que tienen competencia en este rubro.

Tanto los funcionarios de la ENEE como los integrantes de la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica han reaccionado airadamente para desmentir que estén en aplicación o que hayan sido programados para el futuro inmediato racionamientos sostenidos a causa de la incapacidad para cubrir la demanda de potencia.

Poca credibilidad le dan los empresarios, industriales y los pequeños y medianos emprendedores a las explicaciones ofrecidas y a los argumentos esgrimidos por los altos cargos gubernamentales sobre el estado operativo y financiero de la estatal eléctrica.

Menos confiabilidad le dispensan los inversionistas a los voceros de la actual gestión cuando éstos afirman que hay capacidad instalada suficiente para suplir todas las necesidades de energía eléctrica.

Y es que, en carne propia, los emprendedores enfrentan desde hace varios meses constantes problemas con el suministro del fluido eléctrico.

Las pequeñas y medianas empresas han hecho públicas las dificultades que sobrellevan para mantener sus operaciones y su volumen de producción a causa de los “apagones” que se prolongan hasta ocho, 12 ó 16 horas al día, con especial impacto en el Valle de Sula.

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Un reporte del COHEP revela que es urgente que en la zona norte sean incorporados al menos 2,000 megavatios al sistema de conexión para suplir los requerimientos de consumo.

Y algunos expertos han confiado a HRN que a ninguna de las nuevas inversiones en la región norte del país se le ha garantizado la conexión al sistema, justamente por el porcentaje que queda sin ser alcanzado en la oferta de generación.

El servicio de la ENEE no es prestado con eficiencia. Es apremiante que se pongan en marcha acciones que eviten que el aparato económico y productivo sea colocado “en jaque”, tal como ocurrió en el período entre 2015 y 2020, cuando la generación de bienes y servicios se redujo hasta en 50 por ciento por el suministro irregular del flujo de energía eléctrica.

En 2023 el espectro de los “apagones” parece asomar de nuevo, según se desprende de los reclamos de las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente las que funcionan en la parte norte del país.

¿O no están fundamentados estos temores manifestados por los abonados de las categorías comercial, industrial y residencial de la ENEE, que reciben el impacto de las interrupciones diarias del servicio?

Lo cierto es que las finanzas de la ENEE siguen hundidas, su rescate requiere de una inversión no menor a los 2,000 millones de dólares, sus pérdidas sobreasan el 34 por ciento y las líneas de la generación, transformación, transmisión y distribución, están muy lejos de garantizar condiciones de competitividad y de soberanía energética.

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