Dentro de unas horas habremos dejado atrás 2022, un año en el que hemos continuado bajo acecho de la pandemia de covid 19, de una situación socio-económica en menoscabo, de un Estado de Derecho en proceso de debilitamiento y una democracia lejos de su sentido de inclusión.

Dos mil veintidós ha sido un año difícil en casi todas las áreas de nuestro ordenamiento. Seguimos siendo un país golpeado por la desigualdad social, los insuficientes niveles de crecimiento económico, la violencia criminal y la débil lucha contra la corrupción.

Son algunos de nuestros problemas endémicos que tienen su origen en la ausencia de políticas públicas y en la pérdida de confianza de la población en las instituciones.

Todavía no hemos tocado fondo, con todo y nuestras dificultades, unas de tipo estructural y otras que tienen su origen en situaciones de coyuntura.

Los hondureños le hemos dado un voto de respaldo a la democracia. Guardamos la esperanza en que pueden venir tiempos mejores para nuestro país.

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Estamos a punto de despedir 2022 y de darle la bienvenida a 2023, un año que trae aparejados muchos desafíos para las autoridades que tomaron la conducción del país el 27 de enero anterior.

El reto para nuestro país sigue invariable: Intensificar la lucha por la unidad de voluntades, alcanzar consensos sobre una visión de país, vencer los obstáculos que han relegado a las mayorías; en general, construir mejores condiciones sociales y económicas.

Seguimos a la espera de que nuestros gobernantes le impriman mayor fuerza a la batalla contra la pobreza, la indigencia, el desempleo, la inequidad social, el desequilibrio económico y los altos niveles de deshonestidad, impunidad e inseguridad.

Necesitamos empujar con firmeza hacia la transformación de nuestra Honduras y confiar en que las cosas pueden cambiar para bien, creer que es posible disipar los nubarrones que se ciernen sobre nosotros y tener esperanza en que saldremos airosos de este trance.

Con la mira puesta en la edificación de un mejor destino y con el anhelo de hacer realidad los propósitos individuales y colectivos, los hondureños estamos listos para darle la bienvenida a 2023.

¡Que la ventura y la gracia del Altísimo nos acompañe por el sendero del progreso en año nuevo!

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