Los especialistas nos han puesto sobre aviso en el sentido que estamos en el umbral de un segundo brote de covid que podría manifestarse con una mayor carga viral y un desbordado índice de mortalidad.

Las señales están dadas. En los centros de triaje se ha elevado entre un siete y un diez por ciento el número de pacientes, al tiempo que los resultados positivos de las pruebas de detección se han elevado hasta un 60 por ciento.

También la cifra de víctimas mortales ha ido hacia arriba de manera paulatina en las últimas tres semanas, particularmente en los departamentos de Olancho, Comayagua y Copán.

Singularmente inquietante es que, tanto la diseminación del nuevo virus como la incidencia de mortalidad, se han acentuado mucho más en las zonas rurales donde el sistema sanitario tiene mayores flaquezas.

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Médicos y enfermeros ayudando a pacientes con coronavirus en sala Covid en Honduras

Así la realidad epidemiológica de Honduras, nos enfocamos en dos puntos álgidos. El primero es el desorden con que es manejada la contratación, asignación y gestión salarial del personal de salud.

No hay suficientes plazas de médicos y enfermeras, ni siquiera sabemos si está lista la planta de profesionales que atenderían a los pacientes en los dos hospitales móviles que ya están instalados en el país ni en las otras cinco carpas que se presume están por llegar de Turquía.

Y los especialistas contratados en los meses precedentes siguen acusando el incumplimiento en el pago de sus salarios e, inexcusablemente, hay incertidumbre sobre la renovación de los contratos otorgados a los médicos y enfermeras de manera emergente.

Esto desdice y convierte en puras mentiras lo establecido en un decreto legislativo que ordena darle nombramiento al personal que está en la batalla contra el nuevo virus.

El segundo elemento a considerar es que, a las puertas de una reactivación avasalladora del covid, todavía los hospitales móviles no están funcionamiento. No hay respuestas al pueblo sobre ese embarazoso capítulo de despilfarro de 1,200 millones de lempiras. Los señores que manejan la pandemia guardan silencio temerario o han ofrecido explicaciones a medias.

Estamos sobre arenas movedizas con un sistema sanitario hecho pedazos, por más que desde el Poder Ejecutivo se insista en que el país batalla contra el Covid con una estructura asistencial robustecida. ¡Nada más alejado de la realidad!

Quienes están al mando de la emergencia nos han demostrado que no saben hacia dónde van. Entonces deben levantarse de su letargo y asesorarse con los que Sí saben para darle un giro de timón al abordaje de la urgencia.

Porque hay que actuar pronto, antes de que nos embista la plaga en su segunda explosión y que nos tome como estamos: Sin suficientes médicos ni enfermeras y con una esquelética red asistencial.

No contamos con una ofensiva integral. La pandemia ha puesto en estado reservado nuestra salud, llevado al piso la economía y hecho jirones nuestra estructura social. No hay final a la vista y esto sólo es el comienzo.

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