Los números rojos que dispararon a casi 600 millones de lempiras las pérdidas sólo en los dos últimos años, han convertido a la empresa hondureña de telecomunicaciones en un muerto andante, a la que según sus propios trabajadores, no le quedarían más que tres meses de vida.    

Mientras unos dos mil quinientos abonados se desconectan cada mes, reflejo de la  aparatosa e indetenible caída en las ventas de telefonía fija y móvil y en el tráfico internacional de llamadas, Hondutel sólo espera recibir la extrema unción.   

La otrora rentable empresa estatal, a la que en su tiempo de gloria le llamaban la gallina de los huevos de oro,  pareciera tener los días contados.

A la empresa que alguna vez llegó a financiar el presupuesto general de la república, le ha terminado pasando factura el despilfarro administrativo, la piñata salarial, la corrupción rampante y cíclica, y el saqueo electoral y partidista inducido por una flagrante politización.

La precaria administración de sus activos y recursos, haber caído en manos de políticos de oficio cuyo único mérito fue negociar bien, como un botín,  la gerencia de la estatal de las telecomunicaciones, tiene hoy a la institución en los puros huesos, en franca agonía y tocando fondo profundo.     

Esa conjugación de factores, más la nefasta empleomanía,  el estatismo tecnológico y financiero, su incapacidad de sobrevivir y mucho menos competir en el mundo de las telecomunicaciones, parecen volver insalvable su situación, a tal extremo que para distintos sectores, lo más consecuente y hasta digno es darle el tiro de gracia a la estatal de elecomunicaciones.   

 ¿Y el plan de rescate del que casi al mismo tiempo se habló con su par de la ENEE?,     ¿qué sucedió finalmente con aquel socio estratégico, que se decía, andaban buscando para rescatar por la vía de las alianzas público privadas, a la institución, mientras estimaban en 100 millones de dólares el capital necesario para salvar la compañía?. 

 Se trató a la luz de la evidencia de cifras, proyecciones e intenciones que no nunca fueron acompañados por planes concretos para evitar su colapso total.   

Dijeron incluso que ya tenían el respaldo  del banco interamericano de desarrollo mientras descartaban e insistían que cualquier cosa menos la privatización. ahora no sabemos si la dizque temida privatización no es más bien la única salida que ahora existe para salvar de una muerte anunciada a la otrora gallina de los huevos de oro.                                                     

La cuestión es que todo va contra tiempo en razón de los días de vida que le quedarían a la estatal. los que han guardado distancia con el plan de rescate del que se habló, insisten en que si no se hizo nada mientras la empresa parecía ser todavía prioridad,  difícilmente ahora se hará algo para evitar su colapso total.

Y el asunto es que habiéndosele casi acabado su vida útil,  la voluntad política para salvarla, hace pero mucho tiempo atrás, dejó de existir.