El Gobierno Zelaya Castro ha ponderado el comunicado emitido esta semana por el Fondo Monetario Internacional en el que se apunta que, por fin, personeros de ese organismo externo revisarán el acuerdo suscrito en 2023. Se han vanagloriado los funcionarios gubernamentales de que el órgano crediticio se haya pronunciado en el sentido que el proyecto de Presupuesto 2025 está en línea con el programa económico de las autoridades, lo que ha creado espacio para los gastos sociales y de infraestructura críticos. Como es sabido, los personeros del Fondo Monetario Internacional han enfatizado en que ya está allanado el camino para la revisión del programa en la primera mitad de octubre. La evaluación del acuerdo económico debió llevarse a cabo muchos meses atrás; sin embargo, tuvo que ser demorado porque hasta ahora la administración gubernamental no le dio cumplimiento cabal a las condiciones que habían sido convenidas. Los dos principales requisitos establecidos por el Fondo Monetario Internacional y que han generado preocupación en algunos sectores son el incremento en la Tasa de Política Monetaria y el deslizamiento progresivo de la moneda. Es cierto que la Política Monetaria se movió de tres a cuatro por ciento y el lempira se ha depreciado en alrededor de 15 centavos en un año; pero esto No ha sido suficiente, a la luz de los criterios del órgano crediticio. Los mismos integrantes del Gabinete Económico han admitido que existen presiones del Fondo para incrementar en cuatro puntos más la Tasa de Política Monetaria y para acelerar la depreciación del lempira. Es sintomático que los “defensores” a ultranza de la política económica y fiscal, puesta en predicado por el rumbo errático que ha llevado, hayan aceptado ahora lo que negaban antes: que el Fondo Monetario ha apremiado para que el país adopte instrumentos correctivos de las finanzas. Está claro que Honduras tendrá que dar una vuelta de tuerca para elevar la Tasa de Política Monetaria y seguir con la depreciación del lempira para obtener la aprobación del organismo crediticio internacional y para tener el acceso a 118 millones de dólares en apoyo al déficit presupuestario. Honduras mantiene una política fiscal caracterizada por el incremento constante en el gasto público y la subida en la presión tributaria. Nuestro plan de ingresos y egresos, cifrado en 430,907 millones de lempiras para el ejercicio 2025, sigue siendo un instrumento político y no una herramienta de planificación del desarrollo. Nos queda, entonces, establecer un equilibrio entre la salud fiscal, la robustez de la economía, la inversión social productiva y el manejo eficiente del Presupuesto de la República. Es la agenda que hay que tomar en consideración respecto a las condiciones colocadas sobre la mesa por el Fondo Monetario Internacional y que siempre nos colocan entre los ajustes macroeconómicos y los sacrificios sociales.