Somos un país empobrecido, principalmente por la corrupción, la impunidad y la mala gestión de quienes nos han gobernado y también de quienes administran el Estado actualmente.

Las extraordinarias circunstancias en que nos encontramos, han deteriorado la situación socioeconómica de los hondureños, al extremo que somos la nación con el más alto grado de miseria en toda la región centroamericana.

Como nunca antes en la historia, la cifra de personas que no pueden satisfacer ni siquiera sus necesidades de alimentación, se ha elevado a niveles lamentables.

Hasta antes de la pandemia, seis de cada diez familias estaban en pobreza; no obstante, hoy día esa relación es de siete de cada diez personas.

En este mismo entorno, es una vergüenza y una injusticia que 53 de cada 100 hondureños luchen por sobrevivir en la pobreza extrema.

Porque mientras las condiciones de vida de la mayoría de nuestros semejantes se han derrumbado hasta la miseria, los corruptos se apropian de al menos 65,000 millones de lempiras al año, en lo que se estima una ligera aproximación a la maligna obra materializada por los deshonestos.

Análisis especializados de organismos de la sociedad civil como el Foro de la Deuda Externa (FOSDEH), revelan que en los últimos seis años el Gobierno ha dispuesto de al menos un millón de millones de lempiras como presupuesto público acumulado; sin embargo, la mejoría de la población no se ve y siguen sin ser debidamente atendidos problemas fundamentales como la pobreza, desigualdad, migración, salud, educación y trabajo de la población en general.

Aún en medio de las adversidades que cruzamos y con todo y la lápida de pobreza que cae sobre la casi totalidad de los hondureños, no debemos perder la esperanza de levantarnos, de luchar por el desarrollo de nuestro país y volver la mirada a los principios que nos inculcaron los héroes y próceres que ofrecieron su servicio a la construcción de una patria grande.

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Podemos salir adelante con nuevos liderazgos, apoyados en la fuerza de nuestro pueblo, que es nuestro capital más valioso, y fundamentados en la riqueza natural, en nuestros tesoros arqueológicos y en nuestra estratégica ubicación geográfica.

En la Corporación Emisoras Unidas Televicentro le apostamos a vencer la pobreza y todas sus expresiones, agravadas por la crisis socioeconómica, con el compromiso de todos los buenos hondureños y con el concurso de líderes genuinos que estén decididos a consolidar a esta Hibueras como una nación de oportunidades y un país cinco estrellas.

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