La semana anterior volvimos a ser testigos de otro intento desesperado y seguramente fallido,  a la luz de los antecedentes, para rescatar por la vía de la inyección financiera, a la empresa nacional de energía eléctrica.                                                                                                                                                                 A través del Congreso Nacional se le aprobó a la estatal eléctrica un préstamo de nueve mil millones de lempiras, mientras economistas y analistas locales ven ese procedimiento administrativo nada más como un desesperado acto de manotadas de ahogado con una entidad pública a la que ya sólo falta ponerle las coronas. 

 ¿Refinanciar entonces para qué a la ENEE, si los números negros de la estatal eléctrica no hacen más que profundizar el hoyo de las finanzas públicas?. El déficit acumulado sobrepasó los 60 mil millones de lempiras mientras cada año que pasa la institución pierde más de diez mil millones de lempiras. las cuentas por pagar a proveedores superan los 15 mil millones, y morosa con mundo y raimundo, la estatal arrastra deudas superiores a los 75 mil millones de lempiras.

                                                                                                                                                               El robo de energía de la que es víctima es incuantificable  al tiempo que los abonados tienen que cargar a punta de revisiones tarifarias cíclicas y apagones disfrazados, las consecuencias de los cortocircuitos administrativos y operativos que sumieron a la empresa en una crisis energética profunda.       

 Entonces, ¿un rescate financiero para que?

 A la luz de la evidencia el gobierno central no ha parecido  interesado en hacer algo desde lo estructural con la enee y las medidas en gestión, generación, distribución y suministro del servicio, han sido “más pan para hoy y hambre para mañana” ya que con sólo interventoras y administradores temporales e improvizados,  han estado nada más tapando baches mientras se agrava la crisis en la que está sumida la estatal. 

El tal plan de reforma del subsector eléctrico fue nada más “hojas que tamal” y una evidencia es que al día de hoy sólo se sigue recurriendo a medidas cortoplacistas y “apagafuegos” para dizque salvar a la ENEE.   

 Pareciera que han apostado más a mantener con vida a los generadores privados de electricidad, los acreedores pues de la estatal eléctrica, y con los rentables contratos extendidos a los generadores, han quedado en evidencia. sino recordemos lo que pasó a finales del 2020 cuando le aprobaron contratos a cuatro generadores térmicos, bajo condiciones distintas a las requeridas en las bases de la licitación, tanto en los plazos de cumplimiento como en la conexión en la red, además del uso de combustible, pero aún así, fueron finalmente adjudicados.

En aquel momento, la propia comisión reguladora dejó claro que la enee podía obtener mejores propuestas empezando por el factor precio, pero aún así, le dieron viento a esos contratos.  la historia de nunca acabar que tiene a la estatal eléctrica al borde de la quiebra. la vieja historia de los contratos de energía renovable que terminaron resultando un chasco para el estado de honduras, porque además de violentar las estrategias expansión de la ENEE, nos salieron más caros que los suscritos con los generadores térmicos. con la compra de energía renovable, la ENEE tuvo que cargar con el encarecimiento de los costos del despacho de energía. La medicina salió más cara que la misma enfermedad.                                                                                                                                                                 En tanto los abonados y consumidores seguimos siendo electrocutados por las revisiones tarifarias, el pobre servicio y la pandemia de los malos y nefastos administradores públicos,  la otrora rentable empresa nacional de energía eléctrica ya sólo espera que se le eche la última palada.

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