A pocos días de las elecciones primarias, el ambiente está crispado por los fuertes señalamientos sobre una supuesta conspiración contra la consulta popular y por los juicios de valor que desnudan la falta de probidad de la mayoría de los aspirantes.

El escenario en el que tiene lugar el proceso está marcado por una crisis socio-económica de la que no se tiene memoria en el país, por el recrudecimiento de la violencia criminal, por una corrupción sin par y por una preocupante inestabilidad en el ejercicio del poder.

Nunca como ahora la clase política había estado en tal nivel de desprestigio y sometida a una presión de altos quilates para que demuestre que es potable y que puede aspirar a ocupar posiciones en la estructura de poder del país.

Entre toda esta maraña en que nos encontramos los hondureños, es pertinente la iniciativa de un grupo de jóvenes que se han constituido en una plataforma que exige transparencia a los políticos.

El propósito que se persigue es que quienes pretenden repetir en sus funciones o llegar a puestos de decisión en el próximo período, presenten todas sus credenciales de honorabilidad y honestidad.

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A los hondureños nos asiste el derecho a conocer quiénes son los líderes postulados a cargos altos en los niveles presidencial, legislativo y municipal, en aras de recuperar la confianza en los depositarios del poder.

La rendición de cuentas de parte de los candidatos a alcanzar ese grado por delegación, no puede seguir siendo una excepción en nuestro país, donde el involucramiento de los políticos en actos de corrupción y en actividades del crimen organizado se ha expandido de manera alarmante y perturbadora.

Los votantes ya no podemos mantenernos indiferentes frente a la podredumbre que envuelve el quehacer político, la inmoralidad que han tomado como su código de conducta la mayoría de nuestros líderes y dirigentes y la infiltración del crimen organizado en el financiamiento de las campañas proselitistas.

Los fondos públicos deben ser manejados con integridad y rectitud. Los políticos tienen el deber de presentarnos un informe de sus actos y decisiones con decencia, responsabilidad y compromiso.

El momento histórico por el que atraviesa el país nos impone la obligación de librar una lucha constante por la transparencia y de marcar las reglas de una permanente veeduría y fiscalización social.

Estamos llamados a participar en esta campaña todos los sectores que aspiramos a un adecentamiento del linaje político de este país y a rescatar el valor del voto en el que reside la voluntad del pueblo.

Lo que no podemos hacer los ciudadanos de esta nación empobrecida, flagelada por los corruptos y hundida en la injusticia social, es que los grupos minúsculos y dedicados a "hacer el mal" decidan por las mayorías.

En medio de todo, genera esperanza que un grupo de jóvenes, en su mayoría nuevos votantes, hayan tomado la iniciativa de promover una plataforma de rendición de cuentas de los aspirantes a puestos de elección en una etapa de convulsión nacional en todos los órdenes.

Porque las nuevas generaciones de ciudadanos son las que están exhortadas a liderar un cambio. En mancomunidad, el resto de los hondureños estamos retados a construir nuestra democracia y a trazar nuestro destino que, por ahora, luce "muy sombrío".

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