Con el pastor de la Iglesia bautista Dana Moore imponiendo mano y orando por él en voz alta, al mismo tiempo, mientras la inyección letal hacía efecto, así ejecutaron el pasado miércoles en Texas, Estados Unidos, al hispano John Henry Ramírez condenado cadena perpetua por asesinar a una persona en 2004, informó Voz América.

Y es que este caso cobró importancia luego de que Ramírez, quién después de cometer el asesinato huyó a México, pero tres años después fue capturado, desafiara las reglas de la prisión estatal de Huntsville que impedían que un pastor orara en voz alta durante su ejecución.

Por ese motivo la ejecución de Ramírez se postergó en tres ocasiones, al igual que atrasó el proceso de ejecución de otros privados de libertad.

Fue en Marzo de este 2022 que la Corte Suprema de Estados Unidos apoyó la decisión de Ramírez, argumentando que los estados deben adaptarse a los deseos de los condenas a muerte que piden que sus líderes religiosos los toquen y oren en su ejecución.



Además de eso, el Tribunal estadounidense dictaminó que, en ocasiones anteriores, Texas violó la libertad religiosa de Ramírez al negarle el permiso para que su pastor lo acompañe en su ejecución.

En ese sentido, Ramírez recibió la inyección letal, con su pastor orando por él, en la cárcel de Huntsville y murió a las 18:41 (hora de Estados Unidos).

Ramírez de 38 años, fue declarado culpable en el 2008 por quitarle la vida de varias apuñaladas a Pablo Castro, mientras cometía un robo en una tienda ubicada en Corpus Christi, Texas en 2004.

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