En Honduras es urgente que se declare una extrema emergencia por covid-19, lo que implica poner a disposición más recursos, abrir triajes e invertir en infraestructura hospitalaria, han planteado conocedores de cómo manejar contingencias epidemiológicas.

A juicio de tales sectores, la intervención en ese campo debe ser sostenida y no eventual en todo el país, ante el recrudecimiento de la pandemia que se traduce en el alza inmoderada en los diagnósticos y en el número de muertes.

La ocupación de los centros de triaje y de estabilización ha llegado a su tope e igual ocurre con los hospitales, tanto los del sector público como los privados. En los días que vienen, serán más largas las filas de enfermos en espera de un cupo.

En la semana epidemiológica recién pasada, se registró un aumento de 50 por ciento en la cantidad de cuadros positivos, un promedio de 32 personas diagnosticadas cada hora y, en varias ocasiones, 60 fallecidos diariamente.

Para la semana que apenas comienza, se proyecta una avalancha de contagiados por el patógeno, como resultado de las masivas concentraciones en Semana Santa y por efecto de las nuevas cepas que, según afirman los médicos, ya están en circulación en nuestro territorio.

Preocupa a los especialistas que están al frente de la atención de la plaga que la población más afectada es menor a 40 años, en razón de cinco por cada diez pacientes.

Quienes tienen experiencia en el manejo de la urgencia sanitaria, han reiterado su llamado para que las autoridades pongan en acción un mecanismo de rápida contratación de las vacunas. Esto es indispensable para disminuir la incidencia de la peste.

Y es que Honduras es el país que se ha quedado a la zaga en toda la región centroamericana en cuanto a la adquisición de los compuestos contra el covid-19, según lo revelados por estudios de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

El mencionado reporte subraya que en nuestro país apenas se ha inmunizado al 0.01 por ciento de la población. Honduras nada más ha aplicado unas 57,600 dosis, en contraste con Guatemala, donde el recuento es de cerca de 150,000 vacunas; El Salvador que suma 310,000; y Costa Rica y Panamá, países éstos que rozan las 600,000 inoculantes. Es apremiante que se tomen medidas más determinantes a nivel nacional, porque todo se salió de control y Honduras está a las puertas de una debacle sanitaria.

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